Mariano Rajoy está de vuelta. El pasado 29 de octubre, el gallego fue investido presidente tras 10 meses de gobierno en funciones. El candidato del Partido Popular se hizo con 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones. Así se puso fin al periodo más largo de inestabilidad gubernamental de la democracia, con 315 sin gobierno.
Después de la sesión de investidura, la mayor incógnita era descubrir quiénes se sentarán con el ya presidenre en el nuevo Consejo de Ministros y la estructura del mismo. Tras reunirse con el rey Felipe VI en el Palacio de la Zarzuela para informarle del nuevo Ejecutivo, la decisión se ha hecho pública.
Una vez se conozca el Gobierno, los ministros jurarán o prometerán su cargo ante el monarca, matendrán la primera reunión del Consejo y protagonizará el intercambio de carteras en aquellos ministerios en los que haya relevo. No será hasta la reunión del viernes 11 de noviembre cuando empezarían a adoptarse iniciativas de relevancia.
Cambios y llegada de Cospedal a Defensa
Ríos de tinta han corrido sobre los posibles cambios en las diferentes carteras del nuevo Gobierno. Las bajas más sonadas son las de Jorge Fernández Díaz y José Manuel García-Margallo, quienes dejan Asuntos Exteriores e Interior respectivamente. Les sustituyen Alfonso Dastis, hasta ahora representante permanente de España en la UE, y Juan Ignacio Zoido, exalcalde de Sevilla.
Por su parte, Cristóbal Montoro mantiene el Ministerio de Hacienda ahora apellidado Función Pública, perdiendo competencia en las comunidades autónomas en favor de Soraya Sáenz de Santamaría, que continúa en la Vicepresidencia y adopta el Ministerio para las Administraciones Públicas. Deja, sin embargo, la portavocía, que pasa al Ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo.
También siguen en el Gobierno de Rajoy Rafael Catalá como Ministro de Justicia; Fátima Báñez como encargada del Ministerio de Empleo y Seguridad Social; Isabel García Tejerina como Ministra de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente; y Luis de Guindos con la cartera Economía, Industria y Competitividad.
Entran en el Gabinete cuatro personas nuevas a parte de Dastis y Zoido: María Dolores de Cospedal a cargo del Ministerio de Defensa; Íñigo de la Serna como nuevo Ministro de Fomento; Álvaro Nadal a cargo de Energía, Turismo y Agenda Digital; y Dolors Montserrat frente al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
El PP lo lo tendrá más difícil esta legislatura
El PP no cuenta con mayoría absoluta (solo tiene 137 diputados de los 176 que necesitaría), algo que no sucedía en su anterior Gobierno (contaba con 186 asientos en el Congreso). Esto significa que necesitará el apoyo de los diputados de otros partidos para la más mínima proposición de ley, por lo que el sueño de Rajoy de un Gobierno "estable" podría ser difícil de conseguir.
Y es que el PP ha campado a sus anchas los últimos cuatro años (cinco contando con el Gobierno en funciones), haciendo y deshaciendo a su antojo con el poder que otorga la mayoría absoluta. Por eso, no es de extrañar que ahora Rajoy diga que le gustaría "contar con una mayoría parlamentaria más amplia". Ahora, los acuerdos van a tener que ser reales, no un amago.
En el pasado, el PP ha dicho tener voluntad de acordar sus medidas con otros partidos, pero lo cierto es que cuando no tenían apoyo, hacían uso de su mayoría absoluta y santas pascuas. Este ha sido el motivo de que algunas de las medidas y leyes más polémicas hayan salido adelante tales como la LOMCE, la subida del IVA o la conocida como Ley Mordaza.
Estas leyes fueron aprobadas en un momento dulce para el PP, cuando podía aprobar lo que quisiera sin consultar con los demás partidos. Pero ahora, con la pérdida de la mayoría absoluta, Rajoy tendrá que hacer un gran esfuerzo para conseguir los apoyos que indudablemente necesitará para gobernar. Ya lo avisó cuando aun era Presidente en funciones: "Habrá muchos planteamientos con los que nos hemos presentado a las elecciones que no podrán salir adelante". Y muchas de sus leyes estrella serán, al menos, retocadas: previsiblemente la reforma laboral, las leyes relativas a educación y sanidad y los recortes. El nuevo Ejecutivo tendrá que ingeniárselas a partir de ahora para convencer al máximo número de parlamentarios posible. Y no parece que tenga un camino fácil por delante.