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El palmeral de Madrid: la época en la que la capital quiso ser Sevilla (con mal resultado)

Hubo un intento por convertir a Madrid en una ciudad tropical... con un resultado que convenció a muy pocos.

El palmeral de Madrid: la época en la que la capital quiso ser Sevilla (con mal resultado)

Madrid se encuentra en una buena latitud para el cultivo de algunas especies de tipo subtropical, ya sean ficus o palmeras. Sin embargo, hay una circunstancia que influye en que la capital no se encuentre engalanada por esta vegetación considerada como exótica: su elevada altitud sobre el mar.

La meseta en la que se encuentra la ciudad provoca heladas y un clima de carácter continental que ha mermado la capacidad de plantar ciertos cultivos. Además, no podemos olvidar que nos encontramos en la capital más alta de Europa (con el permiso de Andorra La Vella), un páramo desierto que Felipe II eligió porque no encontraba rivales (como sí hacía con la aristocracia de otras ciudades o regiones más consolidadas).

Sí, en el siglo XVI ya había una especie de España vaciada y uno de sus epicentros se encontraba en lo que ahora se considera la gran megalópolis nacional. Imaginen los quebraderos de cabeza que trajo en la época conectar un territorio que se encuentra completamente delimitado por grandes montañas que desembocan en el mar. Y todo por mero capricho del rey de la época.

A pesar de las condiciones tan particulares del clima madrileño (el clima mediterráneo continentalizado es especialmente raro de encontrar en el mundo), hubo quien quiso encararse con la ciencia y otorgar a Madrid el ambiente exótico del que disfrutan otras ciudades como Sevilla, Málaga, Valencia o Barcelona a través de su arbolado urbano.

Paseo del Prado engalanado con palmeras
"Paseo del Prado engalanado con palmeras"

Los intentos se han reproducido durante siglos, con el objetivo de intentar implementar en nuestro país muchas de las especies que se importaban desde el considerado como 'Nuevo Mundo'. Una de las herencias de aquella época es la 'opuntia ficus-indica', más conocida como 'chumbera' (o 'nopal' en México), una especie de cactus que se ha naturalizado en gran parte de España (sí tolera el frío) y que ahora empieza a verse en peligro de extinción por la mano del hombre.

Volviendo a Madrid, ¿cuando se tuvo la última osadía de intentar convertir a Madrid en una especie de Miami mesetario? Pues, en cierta medida, se produjo en una época reciente para la historia. Así lo recogía Viajes por España, una revista publicada por la Sociedad de Atracción de Forasteros de Madrid en el año 1928, en el que se puede ver una ciudad con un ambiente distinto al actual.

Un clima similar al de Valencia

El ejemplar número 1 de la revista Viajes por España, publicado el mes de julio de 1928 (se puede consultar íntegramente y gratis en la web de la Biblioteca Nacional), dedicaba varias páginas a hablar de la capital con todo tipo de elogios.

Después de comentar las bondades de la sierra madrileña, en su página 8 se dedicaba a mencionar un Madrid más desconocido en la actualidad: "El clima de Madrid permite que en sus jardines y paseos se ostente la flora levantina", presumía uno de los textos.

Las fotografías recogen el Paseo del Prado engalanado con palmeras (aún se encuentan algunas -pocas- en la plaza de Neptuno junto al hotel NH Collection y a la altura del Paseo de Recoletos, en el tramo próximo a Colón), en una postal que recuerda poco al Madrid que todos conocemos. Todas se habrían realizado en pleno invierno, según la publicación, aunque la vestimenta pone en duda esta máxima.

Madrid se vendía como una ciudad con inviernos suaves
"Madrid se vendía como una ciudad con inviernos suaves"

"Y al lado de esta vegetación tropical, producida a más de 600 metros sobre el nivel del mar, a pocos kilómteros de las palmeras, la ingente cordillera del Guadarrama cubre sus enhiestos picachos y sombrías gargantas de purísima nieve; así no es difícil ver a un sportman madrileño atravesando jardines donde el sol tiende la caricia de sus rayos, con los skis al hombro o el trineo, a procurarse placeres propios de los países más fríos del mundo", rezaba el texto principal que acompañaba a las instantáneas.

Como se puede apreciar, algunas de las especies aguantan en cierta medida el frío: hablamos de palmeras Trachycarpus Fortunei (hasta -15ºC) y quizás algún tipo de cordyline, una especie con aspecto similar a la palmera que también sobrevive a heladas.

Sin embargo, las más llamativas son las palmeras canarias, las que alcanzan mayores proporciones. Esta especie no sobrevive a temperaturas inferiores a los -8ºC. Es importante este dato, ya que actualmente crecen con relativa normalidad en los jardines de la capital (quizás también adecuándose al efecto isla de calor de las ciudades, aunque muy lejos de la altura y esplendor de nuestras costas), pero es altamente probable que muchas de ellas muriesen a los pocos años de hacer esta foto o quedasen chamuscadas hasta que finalmente fuesen retiradas, ya que requieren una serie de cuidados muy estrictos para soportar las heladas y los inviernos de la época eran muy diferentes a los actuales.

Madrid se vendía como una ciudad propia de la costa levantina
"Madrid se vendía como una ciudad propia de la costa levantina"

Sin embargo, en Madrid sí hay ejemplares centenarios (el más conocido se encuentra en el Jardín Botánico), aunque realmente se ha mantenido a duras penas y su aspecto dista mucho de las que adornan, por ejemplo, el flamante parque de Málaga.

Ese fue, probablemente, el final del Madrid tropical: las heladas. Las palmeras más llamativas, las canarias, no consiguieron soportar las duras condiciones del invierno madrileño y el resto... crecieron y no ofrecieron el resultado deseado: las Trachycarpus Fortunei tienen un follaje excesivamente pequeño, al igual que la cordyline, que además crecen a muy poca altura.

Paseo del Prado engalanado con flora de origen tropical
"Paseo del Prado engalanado con flora de origen tropical"

Y con ello, adiós al Madrid que muchos soñaban: nada de avenidas decoradas con palmeras gigantes como las que adornan Málaga o Elche, como muchos pretendían. Esto es Castilla y, en la actualidad, el Paseo del Prado está decorado en su mayoría con árboles de hoja caduca, especialmente plataneros (en concreto Platanus x hispanica, una especie fruto de la hibridación de dos familias que teóricamente procede de nuestro país, aunque en disputa con Reino Unido).

El Paseo del prado ha cambiado su fisonomía
"El Paseo del prado ha cambiado su fisonomía"

El cambio climático

Si bien el frío mató el sueño extravagante de construir una ciudad tropical a 600 metros de altitud y en plena meseta, lo cierto es que la situación ha cambiado en cierta medida en la actualidad.

La ausencia de nevadas, inviernos duros y la reducción temporal de la temporada de frío extremo está permitiendo cultivar una serie de especies que, en otras épocas, no habrían tenido cabida en la ciudad o sus alrededores.

Una de ellas es la Phoenix Dactylifera o Palmera Datilera. Procedente del suroeste de Asia, se encuentra ampliamente distribuida en zonas de costa y la depresión del Guadalquivir. Y, ahora, se empieza a plantar en la capital. En Madrid aparece en la plaza de Peñuelas y en algunas localidades de sus alrededores ya forma paseos. Eso sí, a un precio elevado, ya que se importan crecidas desde otros puntos de España y requieren una serie de tratamientos especiales durante el invierno (que a punto han estado de quebrar las cuentas de algún que otro ayuntamiento madrileño).

El cambio climático ha permitido cultivar algunas especies como la washingtonia robusta, que se encuentra en el parque Juan Carlos I
"El cambio climático ha permitido cultivar algunas especies como la washingtonia robusta, que se encuentra en el parque Juan Carlos I"

Igual situación se vive con las washingtonias, también llamadas 'palmeras californianas', cuya especie menos resistente al frío (la robusta) solo aguanta temperaturas por encima de los -5ºC. Esta planta ahora mismo se extiende por las ciudades más cercanas a Madrid, se quiere plantar tras la reforma de la Plaza de España y copa el Parque de Juan Carlos I (sobre todo en el Jardín de las Tres Culturas).

Todos estos cultivos son el mayor ejemplo del cambio climático que afronta con virulencia la España seca: los pronósticos señalan que Madrid tendrá el mismo clima que Marrakech en el año 2050. Entonces, el sueño de tener una Suiza a pocos kilómetros de la Gran Vía, quizás, se cambiará por largos paseos en camello a través del desierto. Y las fotos que hoy llaman nuestra atención se convertirán en habituales.

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