Posiblemente, cuando eras pequeño y veías esa escena de 'Los Simpson' en la que Waylon Smithers se imaginaba que el señor Burns entraba volando por la ventana de su dormitorio en medio de la noche, no te dabas cuenta de que el ayudante más perrofaldero de Springfield era homosexual. No es que tuvieses ninguna clase de problema de comprensión, sencillamente era uno de esos guiños, como muchos otros, que un adulto entiende cuando ve la serie de Matt Groening y para un niño tan solo son 'dibujos animados'. Por eso llevamos toda la vida viendo una y otra vez cada episodio y encontrando siempre nuevos detalles que antes habíamos pasado por alto.
El hecho de que la orientación sexual de Smithers apareciese siempre como un pequeño guiño (cuando patina por el barrio gay o Lisa descubre el mensaje de bienvenida con Burns desnudo que tiene en su ordenador) responde también a una sociedad y a una industria audiovisual en la que los personajes homosexuales no acaparaban papeles protagonistas y, con suerte, eran un secundario respetado. Con suerte.
Pero esta vez no hay tu tía. Seas niño, niña, adulto, anciano, extraterrestre o el señor Burns, no va a haber manera de que no te enteres de que Smithers es homosexual y está enamorado de su centenario jefe, a pesar de los desprecios que este le dedica. De hecho, el episodio 17 de la 27ª temporada, el de la salida del armario, comienza con Smithers salvando la vida de Burns en paracaídas y, justo cuando le va a confesar su amor, este le responde que para él "no es más que un trozo de palomita entre sus dientes".
Smithers paga entonces su frustración con Homer, Carl y Lenny, obligándoles a realizar trabajos en la central nuclear. Y, tal y como suele suceder muchas veces en la vida, los habituales del bar de Moe sabían lo que ocurría desde hace tiempo y reaccionan con normalidad: sabiendo de sobra que Smithers es gay y está enamorado de Burns, deciden buscarle un novio para que vuelva a ser feliz y les deje en paz.
Los Simpson celebran una fiesta en su casa para emparejar al secretario, donde se enamora de Julio, el chico latino con el que Homer comparte piso cuando se muda al barrio gay de Springfield. Smithers y Julio se sacan incluso una licencia (de pesca) y, está tan feliz, que decide renunciar a seguir trabajando para Burns en la central y se va de viaje a Cuba con su nuevo novio.
Sin embargo, la figura de Burns sigue muy presente en la vida de Smithers y se interpone en su relación con Julio. Mientras tanto, el anciano millonario se da cuenta de que necesita a su secretario en su vida y le pide que cene con él. Burns, entre líneas, asume los sentimientos de Smithers y, pidiéndole que regrese junto a él, le dedica un "excelente", por primera vez en su vida, a su fiel ayudante con quien se funde en un abrazo.
Puede que el episodio no suponga un gran cambio en la vida de Burns y Smithers y no, jefe y asistente no van a comenzar una relación sentimental como tantos fans estaban esperando. Sin embargo, el mensaje que predomina cuando termina el capítulo es el de la aceptación, el afecto por encima de la orientación sexual y la normalización. Eso sí es un gran cambio.