Michael T. Osterholm es uno de los mayores expertos mundiales en epidemiología, y anticipó la pandemia de coronavirus hace dos años en su libro 'La amenaza más letal'. Ahora se va a lanzar una edición actualizada en la que el que el investigador analiza la situación actual.
En esta nueva edición, el cintífico apunta que habrá nuevos brotes de enfermedades infecciosas: "Habrá un siguiente, luego otro y luego otro más. Y como hemos advertido en este libro, uno de ellos será aún más grande y uno o varios órdenes de magnitud más grave que el brote de COVID-19".
Según explica, lo más probable es que sea un nuevo virus de la gripe con la misma capacidad de devastación que la gripe española de 1918, que se cobró la vida de entre 50 y 100 millones de personas. Sin embargo, se produciría en un mundo "con el triple de población, con vuelos comerciales internacionales y con megalópolis superpobladas en el tercer mundo".
Para el fundador del Centro para las Enfermedades Infecciosas (Cidrap) de la Universidad de Minesota, "la falta de inversión, liderazgo y voluntad pública" hacen que la preparación ante este enemigo sea lamentable. La única manera en que se podría haber frenado la propagación de la pandemia habría sido con una vacuna efectiva, que no existía: "Iniciar un proyecto así desde cero exige muchos meses, o incluso años". Por eso, urge a la creación de un programa similar al Proyecto Manhattan (plan de desarrollo nuclear de la Segunda Guerra Mundial) para proveer al mundo de una vacuna antigripal revolucionaria y de una organización internacional para abordar la resistencia antimicrobiana.
Osterholm recuerda que el 20 de enero de 2020 su centro manifestó que el coronavirus causaría una pandemia. "¿Por qué la Organización Mundial de la Salud (OMS) tardó hasta el 11 de marzo para declarar una pandemia global? A nuestro entender, esto hizo caer a muchos líderes y organizaciones en una especie de complacencia, al pensar que aún había bastantes posibilidades de contener el virus. Fue una distracción desafortunada e innecesaria".
Compromiso internacional
Son varios factores los que han confluido para llegar a la crisis sanitaria actual, según relata Osterholm. El mundo ha pasado a depender muchísimo más de los recursos de fabricación de China. Nadie pudo prever que China se fuera a paralizar durante meses y no suministrar productos, pero la dependencia colectiva de ese país en la fabricación de medicamentos y equipos de protección "podría desembocar directamente en una pérdida sustancial de vidas como efecto secundario del COVID-19 y de futuros brotes pandémicos", denuncia el científico.
Resalta también la necesidad de proteger a los sanitarios porque lo que suceda con ellos "será el indicador histórico de cómo respondimos a esta y a posibles futuras crisis".
Destaca la necesidad de que los gobiernos suscriban un compromiso internacional de repartir y diversificar la fabricación de fármacos, suministros y equipos clave e inviertan "grandes sumas en nuevos fármacos y antibióticos para los que no hay ningún modelo de negocio comercial real". A la vista está, sostiene, que se necesita un sistema diferente para investigar, sintetizar y distribuir ciertas clases de fármacos.