Crítico, social y político son los tres puntales del arte de Abel Azcona. Es creador de debates y de reflexiones, animando a la sociedad a sumarse a ello aunque a veces duela. Y precisamente sus denuncias a través del arte son lo que le han llevado a encontrarse con la justicia hasta el punto de tener que exiliarse. No son buenos tiempos para la libertad de expresión.
Su experiencia vital le ha hecho ser el artista que es hoy en día, porque, como recuerda el propio Azcona, "oy artista pero primero soy persona". El abandono, el maltrato, las drogas, los abusos sexuales y la ausencia de una madre prostituta que no quiso traerle al mundo marcaron su infancia, chocando con los valores conservadores de la familia católica y adinerada que lo adoptó. Y aquello dejó unas heridas en su alma de las que ha sabido hacer arte, medio a través del cual se ha empoderado.
Abel Azcona, esa creador que construyó la palabra "pederastia" con 242 ostias consagradas, ese artista crítico a través del sexo, ha sabido generar un prisma de disidencia como grito a la justicia social y a la libertad. Sus palabras también invitan a reflexionar porque, quizás, esta entrevista forme parte de una performance.
¿Quién es Abel Azcona? ¿Cómo se define Abel Azcona?
Soy un artista político que trabaja con el cuerpo como herramienta de empoderamiento, como herramienta de catarsis, como herramienta subversiva y como arma que empleo para explorar temáticas que me atañen a mí como persona y que colectivamente son problemáticas y nos afectan a todos.
¿Cómo has construido tu identidad como artista?
Soy artista pero primero soy persona y, además de ser persona, soy otras cosas como enfermo mental. Mi historia personal está latente en toda mi obra, entonces soy más eso que artista. Lo de artista es una palabra que alguien, la sociedad, me ha otorgado después. Mi obra sin mi vida no sería lo que es. Lo que hago es trabajar con mi experiencia vital, mi experiencia desde niño, desde mi propio nacimiento y con todo ello hago un objeto político con el que creo un discurso y hago arte.
Deconstruirte ha sido fundamental en tu proceso, ¿cómo se hace?
Por suerte o por desgracia yo he tenido en mi vida un proceso complejo con una dicotomía muy grande, pasando de una situación de familia desestructurada vinculada al mundo de las drogas y la prostitución de los cero a los siete años, a otra familia conservadora, con recursos económicos de los siete a los diecisiete. Eso ya fue una deconstrucción en sí porque fue un cambio vital pleno. Entonces yo a los diecisiete me veo en una situación con problemas de identidad graves, con un trastorno límite de personalidad que me lleva a un psiquiátrico. Fue una situación muy complicada en la que ni yo mismo sabía quién era como persona.
Me vi en una situación con problemas de identidad graves, con un trastorno límite de personalidad que me lleva a un psiquiátrico
En un trabajo mio personal, a través del arte, de performances, de terapias y de pisquiátricos consigo entender que debía volver a esos siete primeros años de mi vida, a esos orígenes que se me habían negado para poder construir mi identidad, porque aunque estuvieran llenos de abandono, de abuso sexual y de maltrato, eran mis cimientos. Así que hasta que no logré volver a esos cimientos y empezar a construir desde ahí, no pude volver a ser yo.
Así, cuando entendí quién era yo, volví a esos orígenes. A los dieciocho me volví a ver en la calle viviendo una situación vinculada a las drogas y la prostitución, exactamente igual a como eran los orígenes con mi madre y ahí yo volví a reconstruirme y a deconstruirme y a entender quién era yo como persona. Y a partir de ahí, volví a utilizar el arte.
Teniendo en cuenta de dónde venía y cómo venía, no me quedaba otra que deconstruirme porque sino no estaría vivo. Yo aprendí a entender mi propio proceso, mis historias personales de abuso y maltrato como una herramienta que podía utilizar como una catarsis personal. Pero no he hecho un proceso de deconstrucción pleno, ojalá fuera así, porque tendría mejor salud mental, pero vivo y he conseguido una herramienta de autoconocimiento que me da estabilidad.
Cuando se habla de tu arte siempre lleva la etiqueta "polémico", ¿cómo llevas esta consideración?
Yo me veo muy tranquilo. Llevo a cabo mis procesos creativos de una manera muy íntima y muy normal. Prometo que nunca creo un proyecto con la idea de generar una polémica. Con 'Amén', por ejemplo, yo volví a las iglesias donde a mí me habían obligado a ir y lo hice como un proceso íntimo de ir a comulgar y guardarme la ostia para mí. No fue una búsqueda para nada de un escándalo. Sé que hay ciertos temas que pueden generar una respuesta y yo puedo entender una respuesta lógica, pero es que la que recibí no es proporcional. Yo hago esta performance que es muy tranquila y de pronto me encuentro a cuatro mil personas en mi casa con cruces de madera y lanzando agua bendita.
Prometo que nunca creo un proyecto con la idea de generar una polémica
Es cierto que en torno a mi persona hay una estela que cualquier cosa que haga se está esperando una provocación, pero tampoco es algo que me preocupe y tampoco lo niego. En el siglo XXI el arte contemporáneo debe ser crítico, social y político. Y si ser crítico, social y político es ser polémico, pues adelante.
¿Cuál es tu situación actual con la justicia?
Mi denuncia la formula la propia Iglesia. A mí me denuncia la Iglesia católica y tiene tres piezas junto a la delegación del Gobierno con PP y luego Abogados Cristianos. Abogados Cristianos, como son muy intensos continuan ahí. Se dice mucho que todo empezó con Abogados Cristianos pero no es así, lo empieza la Iglesia, el arzobispado de Pamplona y Tudela concretamente.
Ahora mismo tengo siete causas abiertas con siete procesos judiciales por siete piezas artísticas diferentes. Yo he estado yendo a los tribunales desde 2015 pero en 2019 decidí no ir a las últimas dos causas porque consideré que era casi necesario posicionarme en desobediencia, siendo un posicionamiento no solo artístisco sino también político y mio personal.
A mí ya me habían llamado a juicio más de quince veces, fui, el juez dijo que yo tenía la razón. Con 'Amén' el juez dijo que no había delito alguno, que no había blasfemia. Así que si un juez ya lo dijo en su momento y yo ya hice todo el proceso judicial, considero que no tengo que volver a pasar por eso. Abogados Cristianos dice que como la pieza se ha vuelto a exponer, se ha vuelto a blasfemar. Pero es que un juez ya ha dicho en un auto super lapidario que no había blasfemia alguna y que encima era hasta positiva la pieza porque se denunciaba una lacra como la pederastia. Si la vuelves a exponer, ¿cómo vas a volver a blasfemar si no había una blasfemia inicial?
La justicia ahora mismo está totalmente devaluada. Los artistas vamos a estar más en los tribunales, exiliados o perseguidos que donde debemos estar, que es en los museos, en las galerías, en la calle o creando arte donde nos apetezca. El artista debe tener libertad plena y absoluta para crear donde quiera y como quiera. Estamos viviendo un retroceso.
¿Cómo has vivido tu exilio?
Bastante bien gracias a que estoy muy empoderado. Yo entiendo que hay gente que lo puede vivir como un proceso muy complicado, pero yo tengo un handicap, que para mí en este caso es una facilidad, que es que no tengo a nadie, no tengo familia.
La sociedad me obligó a nacer. Yo siempre digo que nací como objeto político porque a mi madre, cuando fue a intentar abortarme, no se lo permitieron. El mayor acto de amor que han tenido conmigo en mi vida ha sido mi madre intentando abortarme tres veces, porque considero que el aborto puede ser una de las mayores medidas para la protección de la infancia. En mi caso, como nací como objeto político y no tengo una madre, un padre, un abuelo o una abuela que me llame en el día de mi cumpleaños, solo ha sido un exilio a nivel espacio, tiempo y cuerpo. Si mi cuerpo está en Madrid, en Lisboa, en París o Nueva York, pues estará creando y trabajando igual.
Ha habido una cosa muy interesante, eso sí, de replantear un poco mi obra desde el punto de vista de la disidencia porque yo llevaba tres años trabajando prácticamente con instituciones. Es decir, mis exposiciones eran en museos de arte contemporáneo o trabajando con Ayuntamientos por toda España. Entonces hubo un momento en esta búsqueda y captura que tuve la oportunidad de interrumpir esto y volver a mis orígenes, volver a espacios de disidencia que yo hacía muchos años que no pisaba. Espacios como La Eléctrica, que es un ateneo popular con una ideología anarquista de Mallorca, o el Espacio Incógnita de Murcia. Desde esa premisa cree un proyecto que se llama "El deber de reincidencia del artista en el acto de desobediencia". Decidimos activar en estos espacios de disidencia todas estas piezas que han sido perseguidas. Decidí volver a España y puse esas piezas en esos espacios. Fue muy divertido porque había furgones de policía, tuve que salir por detrás, pero bueno, fue interesante.
En España estamos en un momento en el que hay presos políticos, exilios políticos
Más allá de todo eso, el exilio no es agradable ni lo normal, es una situación terrible que los artistas tengan que estar censurados y vivir fuera, como el cantante Valtonyc. Bueno, que hay artistas presos. En España estamos en un momento en el que hay presos políticos, exilios políticos. Y el arte debe ser esa arma arrojadiza. Yo cada vez creo menos en la política porque no es más que un show y el arte puede ser esa herramienta para criticar, denunciar e intentar cambiar cosas.
¿Ha sido 'Amén' tu obra más importante o solo la que más ruido ha ocasionado?
Probablemente es de las menos importantes. Para mí fue importante porque yo volví a 242 iglesias, cogí 242 obleas porque yo había hecho un proyecto previo en el que habían salido 242 casos de abusos sexuales a menores en el seno de la iglesia en la zona de Navarra y País Vasco, por eso esa cifra. Para mí fue mucho más íntimo ese proceso de ir a esas iglesias, en un proceso de dolor interno, escuchar la misa y guardarme la instalación orgánica dentro de mi bolsillo, todo eso fue mucho más complejo que todo lo demás.
Sí que es verdad que luego la pieza se construye sola, porque ellos la han construido. O sea, hacer 40 misas de reparación, las declaraciones, que salga el arzobispo... Todo eso construye la pieza y le da un discurso que ni sueñas cuando la empiezas a hacer. Eso es algo que yo ya hago habitualmente. En vez de piezas corporales plenas, lo que hago son piezas en la que das un pequeño detonante y con eso se construye una pieza que dura cinco años, que acaba contigo en los tribunales y que puede acabar conmigo incluso en prisión. Pero eso no quiere decir que sea la pieza más importante.
Tengo piezas con carga más sexual, en la que mi cuerpo está presente, piezas de empatía hacia mi madre biológica, que para mí son trescientas mil veces más importantes porque son las que me han dado estabilidad para vivir. 'Amén' no me ha dado eso, no me ha dado estabilidad mental. Pero con todo eso, sí que es una de esas piezas que siempre va a estar ahí.
El mensaje de 'Amén' está claro, ¿se ha visto empañado por la polémica?
Es lo mismo. Estas piezas se lanzan como una denuncia de algo pero al final nunca se sabe cómi terminan. Era una denuncia de la pederastia, porque además yo he sufrido abuso sexual en primera persona y creo que tengo derecho a denunciarlo. Y esto solo pasa en este país, sentar en el banquillo a una persona que ha sufrido pederastia por denunciar la pederastia.
Yo he sufrido abuso sexual en primera persona y creo que tengo derecho a denunciarlo
Ellos, evidentemente, han salido a la calle, más que nada, por el ataque que han considerado que han tenido, algo que al principio yo no entendía. Yo creía que eran lo suficientemente inteligentes como para entender que eso es una metáfora, que Dios no está ahí cortado en trozos, pero no, ellos creen en el milagro de la transubstanciación. Así que igual también ha quedado como una denuncia al fundamentalismo religioso.
Una lucha tan bestia de miles de de personas en las calles, misas de reparación en ciudades de Latinoamérica, 120 sacerdotes en la catedral de Pamplona y Tudela gritando con los brazos en alto "Abel Azcona Satanás". Todas esas acciones son importantes a nivel performativo pero también a nivel discursivo, el que interese más esos panes que la denuncia a la pederastia. No hay Dios que valga si están violando a menores o promulgando odio.
La Iglesia es muy beligerante contigo, ¿cuál es tu relación con esta institución?
Lo que más les molesta es que yo he estado dentro. A mí con siete años me adoptó una familia católica y entro a grupos de catequesis, a grupos vinculados con el Opus Dei. Al estar dentro y salir, es peor para ellos que si no tuviera conocimiento de nada. Es más, cuando el juicio fue la directora de mi colegio católico y mis catequistas para testificar que yo tenía conocimientos plenos de lo que era Dios y lo que eran las ostias. La Iglesia ha dicho literalmente que yo soy Satanás en la Tierra. Francisco Pérez Gonzáles, arzobispo de Pamplona y Tudela dijo que conmigo haría una excepción con el aborto.
No tengo ninguna guerra abierta contra la Iglesia porque no tengo ni tiempo ni ganas, pero si hay un proyecto en el que yo considero que debo hacer una denuncia de cosas que he sufrido en primera persona y la Iglesia está por medio, yo tampoco me voy a amedrentar.
¿Se protege demasiado el sentimiento religioso en España?
En España ha pasado algo y es que no ha habido una transición como tendría que haber sido. En 1975 empezó una transición que se construyó como Franco la mandó, que fue fundamentada en el ultracatolicismo, su pilar en la dictadura. El catolicismo estuvo muy bien alimentado con Franco y ellos no querían perder esto, así que Franco construyó este Estado postfranquista y borbónico con la Iglesia de la mano. De ahí el poder que tiene la Iglesia. Y seguirá así hasta que no haya una separación real entre Iglesia y Estado. Nos han vendido una pseudo transición que es mentira. Si Franco se despertara mañana estaría contento de cómo está España, y más con algunos partidos políticos que lo realzan.
Si Franco se despertara mañana estaría contento de cómo está España
Animas a otros artistas en situación similar a declararse en desobediencia?
Por supuesto. Si un artista no es desobediente no es artista.
¿Corre peligro hoy en día la libertad de expresión?
¿La libertad de qué? Hablar de libertad de expresión en España ya no es posible.
¿Debe tener algún límite la libertad de expresión?
Nunca. Yo creo en la libertad de expresión plena. Se debe poder decir lo que se quiera y como se quiera. Es un trabajo personal que tienen que hacer las personas. Yo ya lo he hecho y si a mí me gritas "hijo de puta" por la calle, me parece que eso es libertad de expresión. Pero primero, todos deberíamos tener una buena formación y una buena educación para que esto no se dé, pero si se da y la persona que lo recibe está preparada y tiene cabeza, nunca hará daño una palabra. Yo recibo insultos todos los días y lo considero libertad de expresión. La libertad no es sólo lo que uno suelta por la boca, sino también cómo lo recibe el otro.
Hoy en día no es posible esa libertad de expresión plena, sería necesario que todo el mundo se empodere de tal forma que no les afecte ese tipo de cosas, pero hay sectores de la sociedad vulnerables, por eso también es tan necesario un empoderamiento feminista y LGTBI. Es un trabajo que tenemos que hacer como sociedad.
Otra cosa es el daño físico, que eso, evidentemente, no es libertad de expresión. Aunque si a mí me dieran una paliza, yo creo que lo viviría como un proceso artístico. Porque en el ámbito artístico y creativo, la libertad de expresión tiene capacidad de respuesta. Contra sectores vulnerables no es así. Es diferente.
¿Qué causas tienes pendientes?
Ahora mismo tengo a VOX, Fundación Francisco Franco, Hazte Oír, la Delegación del Gobierno del Partido Popular, la del arzobispado de Pamplona y Tudela y la de Abogados Cristianos. Yo las llamo a todas bando nacional. A Ignacio Arsuaga, el del autobús tránsfobo, lo tuve cuatro días debajo de mi casa con un altavoz gritando "Azona, Dios te perdona". La de Fundación Francisco Franco sí que se ha aceptado a trámite pero la de VOX y Hazte Oír de momento no.
¿Te da miedo acabar en la cárcel?
Considero que puede pasar. Hace unos meses pensaba que era imposible pero ahora creo que puede pasar. Estamos en un momento en el que todo va a peor, que está entrando gente muy peligrosa en los gobiernos. En esta situación de falta de libertad de expresión, de persecución y de ideología franquista, la cosa está jodida.
El día que me detengan, que va a pasar dentro de poco, voy a asumir una postura de silencio
He decidido que el día que me detengan, que va a pasar dentro de poco, voy a asumir una postura de silencio. No va a haber respuesta ni a la policía ni a un sistema de poder ni a un juez. Yo lo viviré como un proceso artístico y performativo, como un proceso de empoderamiento, lo entenderé como parte de una pieza artística que me ha llevado a esa situación.
Todo este proceso lo cuentas en 'Pequeños brotes', una autobiografía que hace un repaso a toda tu vida, ¿por qué te animaste a abrirte así en un libro?
Son más de doscientos brotes. Es un libro íntimo, personal, donde hablo de sexualidad, de mi vida, de mi día a día. Es un libro de compañía, acompaña cada uno de mis procesos artísticos de una manera mucho más íntima y te cuenta datos e historias que he vivido en primera persona que te hacen entender muchas piezas de forma diferente. Considero que soy un artista público, que si algo ha caracterizado mi obra es en contarlo todo tal cual y a lo bestia, sin filtros. Era coherente, por tanto, contar estas intimidades, que mi vida sea pública de esta forma y que la gente entienda las piezas tal y como son, porque hay un fundamento.
Además, la palabra brote es muy interesante porque viene del brote psiquiátrico, del brote de locura, pero también de la naturaleza, de crecer. Esas raíces salen de todas estas historias personales que luego crean obras, crean piezas, crean momentos y crean situaciones que vivo.
¿Lo has contado todo o te has guardado cosas?
Nada, he contado muy poquito, solo algunos brotes. Ya sacaré más adelante un libro más extenso con más historias. Esto ha sido un poquito de todo. Soy una persona con una vida muy intensa, vivo intensamente el sexo, vivo intensamente la vida, vivo intensamente las drogas... Podría sacar cada semana unos pequeños brotes.
La sexualidad es una parte fundamental tanto en lo personal como en lo artístico
Ha sido una dicotomía, algo muy complicado por el aspecto sexual de la figura de mi madre biológica, por la prostitución, por nacer de un intercambio sexual por dinero entre un putero y mi madre, nazco por abuso porque considero que el pagar también es una forma de abusar, es un arma de poder. Todo lo sexual en mi vida está construido de una manera bastante difícil, por los abusos que sufrí yo, por el maltrato. Todo eso hace que yo viva el sexo de una manera muy complicada.
Después he vivido años de hipersexualización, que salía a la calle y me acostaba todos los días con tres personas. Pero también he tenido, por ejemplo, dos años enteros en los que he estado completamente asexual. Toda esta complejidad en el sexo ya la he conseguido subsanar y ahora lo vivo plenamente. Tengo mi pareja y tengo otres amantes con los que vivo plenamente mi sexualidad. Lo he aprendido a disfrutar. He aprendido a disfrutar incluso el miedo que tengo a nivel abuso, a jugar con él.
En cuanto a mi obra, soy de los pocos creadores que trabaja con el sexo pero no como algo empoderador de libertad sexual, sino como algo de dolor. Trabajo con el sexo pero relacionado con el abuso y el maltrato. Cuando ves a gente follando en una performance o un espacio artístico, suele tener que ver más con la diversidad sexual, con la libertad. Pero yo el sexo lo trabajo desde repeticiones de patrón de abuso sexual, que la gente trabaja y pasa por mi cuerpo, pero lo hacen de una forma en la que a mí no me resulta positiva, sino al revés. Pero ese proceso no solo es crítico, sino que a mí también me empodera, me ayuda en mi proceso de catarsis. A veces me hace más daño que bien, pero eso también me hace subsistir y seguir viviendo en esa especie de situación de daño que es en la que yo me siento cómodo desde que nací.
Hormornarse y prostituirse han sido algunas de tus performances más polémicas o por lo menos comentadas, ¿por qué lo hiciste?
Conozco el mundo trans y sé lo difícil, lo complicado y lo perseguida que está esta realidad. Para mí aquello no fue un proceso trans. Yo hacía un proceso de transformación hacia al figura de mi madre biológica, no como mujer, sino como madre. Así que yo intenté convertirme en Victoria, llamándome como ella y físicamente intenté ser como mi madre e hice un proceso hacia ello. Además, yo estaba acompañado de un montón de mujeres maravillosas y empoderadísimas en situación muy difícil de prostitución, en las calles, así que hice el proceso con ellas por acompañarlas y llegar hacia mi madre, porque mi madre era una mujer prostituta en la calle.
No me considero binario
Usé esos códigos como creador y como artista. Evidentemente nunca diría que hice un proceso transexual porque no lo hice, porque no me considero mujer. Pero es que tampoco soy binario. Yo me hormoné en un proceso hacia mi madre biológica y ya está.
Hoy en día a muchas personas les cuesta entender lo de binario y no binario
Si tú vas a un sitio y solo hay dos opciones, es malo. Para todo. Yo mantengo relaciones sexuales con personas que son leidas como hombre o como mujer en la sociedad actual, pero yo jamás diré que soy bisexual porque el binarismo es terrible, es algo a destruir. Las nuevas generaciones ya no se leen ellos mismos como hombres y mujeres, así que está habiendo un cambio. En el momento que nos carguemos eso, iremos a lo queer. Hay que deconstruir también el género y la sexualidad.
En tu performance 'La muerte del artista' invitaste a tus detractores a que te mataran. ¿Tuviste miedo?
No, no tuve miedo. Uno de mis proyectos, que creo que va a ser uno de los fundamentos de mi obra, es un proyecto a corto plazo en el que quiero que haya una carga vital en él. A mí me obligaron a nacer en unas ciertas condiciones y yo quiero decidir cuándo voy a morir y en qué condiciones. Desde esa espera y desde ese empoderamiento, como no le tengo miedo a la muerte e incluso me parece un regalo para una persona a la que la han obligado a nacer, no me parece algo malo. Es la muerte de un cuerpo.
Me obligaron a nacer en unas ciertas condiciones y yo quiero decidir cuándo voy a morir y en qué condiciones
Si tuvieras que leer a España como una obra de arte, ¿cómo sería?
España es un país de contradicciones. Es un país que está encapsulado, España no avanza y no entiende procesos artísticos como los que hago yo. Que menos mal, porque si los entendiera es que algo mal estoy haciendo yo. España es un cuadro Goya mal pintado.
España es un cuadro Goya mal pintado
¿En qué estás trabajando ahora?
Inauguramos un proyecto en 18 países de Latinoamerica. Se pondrán en las fachadas de los principales museos unas lonas con el lema "España os pide perdón". Es un proyecto con un fin anticolonialista. Yo hago política así, no me enfrento a un Parlamento. Yo cojo, hago esto y luego ya abro un melón para que debata quien quiera. VOX ya me ha avisado que si hacía esto me demandaba. Pues nada, otra más. También estoy enfrascado en un par de libros más.
¿Hacen falta más artísticos políticos y subversivos?
Haría falta un comando. Estaría bien que fuésemos muchos. Si cada vez que creo un proyecto se crea un debate y a partir de ahí se pueden cambiar cosas... Pues mejor si somos cien. Tampoco soy el único artista así.