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Entrenamiento en el ejército romano: un pasivo para quince activos

El duro entrenamiento en el ejército de la antigua Roma incluía sexo gay.

A muchos les aburren las clases de historia, pero estas a veces resultan la mar de interesantes. Y si nos trasladamos hasta la antigua Roma, más aún, ya que podemos aprender mucho de su forma de vida y su manera de entender las relaciones.

Por todos es sabido que hasta que el cristianismo se instauró como religión oficial allá por el 380 d.C., la homosexualidad era algo completamente aceptado. Donde más abundaban este tipo de relaciones era en el ejército, donde incluso formaban parte del entrenamiento de sus soldados. Y no, no se trata de una película porno.

El ejército romano estaba altamente jerarquizado y a los noveles que nunca habían participado en una guerra se les denominaba bisoños o tirones. Dada su juventud y falta de experiencia, tenían que ser sometidos a un duro entrenamiento para hacerlos diestros en las armas, adoctrinarlos en las órdenes y para que aprendieran a soportar el dolor.

El sexo gay en la Antigua Roma

Para que aprendieran la lección de este último punto, tenían que pasar por una dura sesión de sexo gay. Según publica CromosomaX, en su entrenamiento, el tiron tenía que ejercer como pasivo sumiso para que quince soldados activos le penetraran agresivamente hasta eyacular en su interior.

Dado que en la época no había lubricantes como hoy en día, usaban agua y aceite, pero el objetivo era causar dolor y que el joven legionario lo aguantara. El soldado penetrado no podría emitir un solo ruido ya que cada soldado que le penetraba sujetaba una espada contra su cuello. Si gritaba, le cortaban la garganta.  Eso sí, si pasaba la prueba se ganaba el respeto de todo el ejército.

Tragar semen como signo de valentía

Durante la etapa de la República, en el ejército romano encontramos la figura del Hastatus, los más jóvenes de la infantería que tenían que demostrar sus habilidades con la espada, en combate sin armas o de estrategia militar. Pero para ser considerado un verdadero soldado de élite tenía que probar su hombría. ¿Y cómo lo hacía? Tragando semen.

El Hastatus tenía que felar a cuatro luchadores en el Coliseo hasta tragarse el semen de todos ellos antes de que saliera el sol. Además, los penes de todos ellos debían tener un tamaño mínimo de 20 centímetros y haber pasado diez días sin eyacular. La prueba no era fácil, ya que debía satisfacer a los cuatro y tragárselo todo en unos 15 o 20 minutos. Si no lo conseguían, eran ejecutados con la espada.

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