Héctor Castiñeira, más conocido en redes sociales como Enfermera Saturada, acaba de lanzar su noveno libro, 'Orgullo enfermero'. Siguiendo las andanzas de su personaje estrella, Saturnina Gallardo, encadena con el anterior, 'Nosotras, enfermeras', sobre la realidad de los sanitarios durante la pandemia del coronavirus.
Si para aquel tuvo que dejar de lado su particular sentido del humor para exponer la parte más dura de la primera ola de la Covid-19, en este recupera ese tono para explorar especialmente la campaña de vacunación. "Cómo se gestó, como la hemos vivido desde dentro como sanitarios. Y por supuesto anécdotas que hemos vivido con los pacientes", apunta.
La diferencia entre una etapa y la otra ha marcado especialmente al enfermero, que recuerda la soledad y el dolor de la UCI durante los peores meses de la pandemia, frente a la esperanza y la alegría que irradiaban los puntos de vacunación.
Ni héroes ni villanos
A lo largo de la pandemia se ha repetido el mantra de que los sanitarios han sido "héroes", etiqueta que no convence a Enfermera Saturada porque "lleva a romantizar ciertas cosas, como la falta de medios, la precariedad laboral". "Somos sanitarios haciendo nuestro trabajo como mejor sabemos y podemos con los medios que tenemos", expresa.
Llama especialmente la atención que de aquella etiqueta de "héroes" se ha pasado a la de "villanos" desde los sectores negacionistas y antivacunas: "Pasamos de los aplausos en los balcones a las 20 horas a salir del hospital y encontrar pintadas del tipo 'Sanitarios asesinos'. Pero este tipo de discursos caen por su propio peso".
"Aquello de que íbamos a salir mejores de la pandemia... Para nada. Salimos mucho peores y más egoístas, pensando más en nosotros y la individualidad. La solidaridad de la primera ola fue real pero duró lo que duró el confinamiento. Hemos salido peores. En la calle hay más crispación", lamenta.
Castiñeira también pone el foco en la precariedad que atraviesa su profesión. "A lo largo de mi vida laboral he firmado más de 500 contratos con la administración pública. Contratos de un día, una semana, un mes...", se sincera. Una situación que esperaba que cambiase tras la pandemia y que, parece, no va a suceder.
"Cuando llegó la pandemia, necesitaban refuerzo de enfermeras e hicieron contratos de seis meses. Teníamos la oportunidad de que parte de esos refuerzos se quedasen a reforzar la plantilla, que siempre ha sido insuficiente, vemos que todos aquellos contratos Covid vuelven a las bolsas de empleo y al paro. Es una pena que no se haya aprendido nada", denuncia. "Una de nuestras demandas principales es que se adecuen los ratios. La palabra precariedad va unida a la enfermería", sentencia.