Un equipo de científicos internacionales de la Universidad de Durham, en Inglaterra y el Instituto Max Planck ha anunciado el descubrimiento de un nuevo agujero negro que ha sorprendido por su gran masa y por la forma en la que se ha detectado.
Su hallazgo, publicado este miércoles en el 'Monthly Notices of the Royal Astronomical Society' ha sorprendido a la comunidad científica, ya que ha sido fue posible gracias a la combinación del uso de lentes gravitacionales y simulaciones producidas informáticamente por la supercomputadora DiRAC.
Lentes gravitacionales
Este descubrimiento no hubiera sido posible sin el uso de las lentes gravitacionales, que se trata de un nuevo método que en un futuro conformará una gran herramienta para encontrar más agujeros negros de este tipo. Estas lentes son un fenómeno óptico que se forma cuando una galaxia en primer plano desvía la luz de un objeto más distante y la aumenta.
Esto genera un efecto de lupa, que en este caso ha conseguido percibir la desviación de la luz de una galaxia distante, captada por el telescopio Hubble. Esta galaxia en primer plano estaba generando un arco gigante, lo que indicaba la presencia de otro objeto más distante tras ella. Debido a las dimensiones del arco, solo podía corresponderse con un agujero negro, mucho más grande de lo que se había visto antes.
Para calcular exactamente el tamaño de este agujero, los astrónomos introdujeron los datos que habían obtenido en el superordenador británico, que se puso a calcular todas las posibles variaciones de cómo viajaba esta luz por el universo. El ordenador generó cientos de simulaciones con distintas masas del agujero negro, hasta que una de ellas coincidió con lo observado.
Un gran avance científico
Es común que las galaxias cuenten con agujeros negros en su centro, pero este descubrimiento ha encontrado uno de los más descomunales, y es el primero que se ha percibido con esta técnica. James Nightingale, principal autor del artículo, escribía que "este agujero negro en particular, que tiene aproximadamente 30 mil millones de veces la masa de nuestro Sol, es uno de los más grandes jamás detectados y está en el límite superior de lo grandes que pensamos, teóricamente, que pueden llegar a ser los agujeros negros, por lo que es un descubrimiento extremadamente emocionante".
De hecho, es más especial debido a que se no se encuentra en estado activo. Hasta ahora, los agujeros negros descubiertos se habían detectado gracias a su actividad, por la que se desprende energía en forma de luz, rayos X y otras radiaciones, que podían ser detectadas por los telescopios. Ahora con las lentes gravitacionales, se va a poder estudiar los inactivos en galaxias lejanas.
"Esto podría permitirnos detectar muchos más agujeros negros más allá de nuestro universo local y revelar cómo estos objetos exóticos evolucionaron más atrás en el tiempo cósmico", explica el experto, ya que estos fenómenos son como un gran libro de historia que nos puede llegar a proporcionar datos de millones y millones de años atrás en el universo.
Dos décadas de investigación
Lo que también puede resultar curioso, es que los datos que apuntaban a la existencia de este descomunal agujero negro se habían detectado en 2004 cuando el astrónomo Alastair Edge de la Universidad de Durham estaba revisando las imágenes de unas galaxias situadas a millones de años luz de nuestro planeta, y notó este gran arco producido por la lente gravitacional.
Desde entonces se han necesitado 19 años para confirmar y publicar el hallazgo, que solo ha sido posible gracias a las nuevas tecnologías del telescopio Hubble y la supercomputadora. Los expertos apuntan que esto solo es un primer paso en una exploración más profunda del misterio de los agujeros negros, además de que los astrónomos podrían "estudiar agujeros negros aún más distantes para aprender más sobre su tamaño y escala".