La familia de Miguel Rodríguez Garzón, un vendedor de la ONCE de 28 años, reportó su desaparición el mismo día en el que perdieron el contacto con él. Pero, a pesar de ello, nadie tuvo constancia sobre su paradero hasta que su cadáver apareció once días después dentro del kiosco donde vendía los cupones. Por eso, los sindicatos, expresan su incredulidad y malestar, ya que no se explican esa demora. Fue el servicio de limpieza el que le encontró en su interior.
El viernes 25 de noviembre, los familiares de Miguel denunciaron su desaparición. No hubo novedades hasta la madrugada del 5 de noviembre, cuando un trabajador de limpieza de la empresa Ilunion, dependiente de la ONCE, encontró su cadáver dentro de un kiosco de la ONCE situado en el céntrico distrito Chamberí, en una esquina de la calle Hilarión Eslava 26. Tras el análisis forense pertinente se dictaminó que Rodríguez Garzón murió debido a un edema cerebral en la mañana del 26 de octubre, es decir, de muerte natural.
El joven de 28 años realizó su última comunicación informática con su datáfono a la central el mismo 25 de noviembre a lo largo de la mañana, tanto para vender cupones como cancelar los no vendidos; después, nada más se supo de él. Sin embargo, tras la denuncia de sus familiares, ningún responsable de la ONCE pudo abrir la cabina y, de ahí, la queja de los sindicatos.
La ONCE no pudo abrir la cabina
Los familiares llamaron a la compañía para reportar la desaparición de Miguel. Un coordinador de zona se acercó al lugar donde trabajaba el joven el mismo día de su desaparición, sobre las 16:00h, pero no atisbó nada raro dentro del kiosco. El problema, según la versión de Inocencio Rial, un asesor de la sección de CCOO, es que este coordinador no pudo abrir el kiosko porque la central había perdido las llaves; sin embargo, explica, la cabina se pudo haber forzado o abierto con la llave de la empresa de limpieza, según la información recopilada por CCOO y CSIF.
Por último, la policía tomó el control de la investigación cuando el coordinador no reportó ningún problema en el kiosco donde trabajaba Miguel. Y terminó con la aparición del cadáver de Miguel dentro de la cabina de ONCE, cuando el 5 de noviembre un trabajador de la empresa de limpieza abrió el kiosco para limpiarlo. Por su parte, los sindicatos han presentado una denuncia contra la compañía ante la Inspección de Trabajo en Madrid, por su opacidad y omisión del derecho de información.