Todos ellos acudieron a la reunión navideña sin ninguna expectativa más que la de pasar una agradable velada junto a sus compañeros de trabajo, rodeados de buena comida, buena música, buen ambiente e interesantes y prometedoras conversaciones. Los empleados de la empresa St. John Properties no sabían lo que les aguardaba en la cena de Navidad de la compañía, una inmobiliaria cuya sede central está ubicada en la localidad de Baltimore, estado de Maryland (Estados Unidos).
Al llegar, todos ellos se quedaron algo desconcertados cuando vieron tantos sobres rojos como trabajadores hay en la empresa. Ninguno sabía lo que contenían, pero cuando se decidieron a abrirlos, su sorpresa fue aún mayor: el gerente de la empresa estaba repartiendo entre ellos una bonificación de 10 millones de dólares por un reciente logro, al haber conseguido abrir varias sucursales más y crear dependencias de la inmobiliaria a lo largo de ocho estados estadounidenses.
"Todos participáis en una bonificación basada en el número de años (de servicio) de 10 millones de dólares", comunicó Lawrence Maykrantz, fundador y presidente de St. John Properties.
En función de la antigüedad en la empresa
La propia empresa recogió las reacciones en un vídeo que grabó durante el encuentro. Muchos de ellos incluso rompieron a llorar de felicidad. Maykrantz aseguró así que lo único que buscaba era dar las gracias a sus empleados con algo tan memorable como la entrega de este dinero. "Queríamos que de alguna manera la recompensa tuviera un impacto significativo en sus vidas", explica.
Si bien se repartió dicha cantidad entre los 198 trabajadores, nadie se llevó la cantidad íntegra, sino que teniendo en cuenta la antigüedad de cada trabajador, se calculó cuántos dólares le correspondían a cada uno. De media, cada uno se llevó una bonificación de unos 50.000 dólares, que con el cambio de divisa rondarían los 45.000 euros. El que más recibió se embolsó unos 270.000 dólares (243.000 euros) y el empleado que menos tiempo lleva en la compañía, unos 100 dólares (90 euros).
La secretaria y asistente de Maykrantz no sabía nada, el jefe mantuvo la noticia en secreto para todos sus empleados, sin excepción. Asimismo, esta asalariada confesó a la CNN que no se lo podía creer. "Ni siquiera tengo palabras para describir adecuadamente cómo me sentí, fue simplemente increíble. Todavía estoy en shock. Definitivamente me cambió la vida", declaró ante los micrófonos de la cadena.