El secuestro y posterior asesinato de Anabel Segura que, cumplió 25 años en 2018, fue uno de los sucesos que más marcó a España en la década de los 90. Un rapto que llevó a la movilización de toda la sociedad como antes apenas se había hecho. Manifestaciones y plataformas ciudadanas pedían la liberación de la joven de 22 años. Un secuestro que se convirtió en cuestión de estado.
El 12 de abril de 1993 comenzaría el secuestro 'chapuza', según la opinión de los expertos de la época, de Anabel Segura. Ella fue capturada cuando realizaba su carrera diaria alrededor de la urbanización Intergolf de La Moraleja, en Madrid, donde residía. Entonces, Emilio Muñoz y Cándido Ortiz, decidieron interceptarla con su furgoneta blanca para secuestrarla. Sin embargo, pocas horas después acabarían con su vida.
Dos años y medio de incertidumbre
La incertidumbre sobre el secuestro de Anabel Segura duró cerca de dos años y medio. La esperanza de José Segura y Sigrid Foles de encontrar con vida a su hija nunca desapareció durante ese tiempo. Detrás de ellos se encontraba una sociedad totalmente consternada e indignada por el secuestro dela joven. Llegaron a ofrecer una recompensa de 60 millones de pesetas, según las fuentes de la época. Todo conllevó a una ayuda y apoyo ciudadano sin precedentes.
Emilio y Cándido eran prácticamente unos aficionados que carecían de una infraestructura y organización y, por eso, poco después de secuestrar a Anabel Segura, decidieron acabar con su vida. No sabían qué hacer con ella y querían eliminar todas las pruebas y esa fue su trágica solución ante ese problema.
El 14 de abril, dos días después, los captores llamaron a la casa de la familia Segura para pedir 150 millones de pesetas por la liberación de su hija, mientras aseguraban que se encontraba bien. Unas comunicaciones que se cifran en una quincena que, incluso, en una de ellas Felisa García, la mujer de Emilio, imitaba la voz de la propia Anabel.
Secuestro y asesinato
El 28 de septiembre de 1995, tras dos años y medio de incertidumbre y gracias a la ayuda ciudadana y un arduo trabajo policial, detuvieron a Emilio Muñoz y Cándido Ortiz. Su confesión fue instantánea; de hecho, uno de ellos confesó todo antes de llegar al propio cuartel, según fuentes de la época. El cuerpo sin vida de Anabel Segura fue encontrado en unas galerías de cerámica abandonadas en la localidad de Numancia de la Sagra, Toledo.
El juicio comenzaría en enero de 1998 en la Audiencia Provincial de Toledo donde a Emilio y Cándido les impusieron una condena de 39 años por el secuestro y el asesinato de Anabel Segura que, el Supremo, elevaría a 43 años y 10 meses. Felisa García, la mujer de Emilio, sería condenada a dos años y cuatro meses por encubrimiento.
Emilio Muñoz, reside en Vallecas
Tras 14 años en prisión, en junio de 2009, Cándido Ortiz falleció en la prisión de Ocaña I (Toledo) a consecuencia de un infarto. El asesino de Anabel ya había disfrutado de varios permisos penitenciarios.
Emilio Muñoz, gracias a la doctrina Parot, consiguió la libertad en 2013 tras pasar 18 en prisión en el centro penitenciario de Herrera de la Mancha, en Ciudad Real. El propio Emilio dijo a las cámaras de televisión que cometió "un error, grave" y que ya había pagado su condena y, añadió que, "daría 10 años de mi vida porque no hubiera pasado". En la actualidad vive en Vallecas, su barrio de toda la vida, donde goza de anonimato ya que pocos asocian su rostro e imagen. La que fuera su mujer, Felisa, vive en el mismo barrio, pero apartada de él.
