Evelyn Thomas, una niña de tan solo cuatro años, ha tenido que ser ingresada después de consumir una fuerte cantidad de alcohol para un organismo que no ha terminado de desarrollarse.
La pequeña había consumido un cóctel que contenía zumo de naranja y arándanos, vodka y aguardiente de melocotón, por lo que la mezcla contenía una cantidad de alcohol considerablemente alta.
Lo peor de todo ello es, sin duda, las condiciones en las que la menor recibió el mencionado cóctel. Según ha relatado su padre Mark Thomas en su blog personal, habían pedido un zumo incluido en el menú infantil del restaurante en el que se encontraban.
Cuando la bebida llegó a la mesa, la pareja no sospechó porque "las bebidas infantiles se servían en unos vasos específicos y llevaban unas pajitas distintas a las de los cócteles con alcohol".
Sin embargo, cuando la menor comenzó a beber, comenzó a comportarse de manera extraña, aunque los padres no le dieron mayor importancia: "Deja de ser quisquillosa, ¡te encantan los zumos de frutas!", le dijeron.
La pequeña siguió bebiendo hasta que se dio por vencida. Acudió al baño haciendo eses, se puso delante del espejo, empezó a reirse y cantar mientras se miraba a sí misma. Los padres no podían creerse el 'espectáculo' que su propia hija de cuatro años estaba protagonizando.
"Lo siento mucho, le he dado a su hija alcohol"
Cuando los padres estaban, literalmente, impresionados y desconcertados por la situación, finalmente encontraron la respuesta. La camarera del local se acercó a ellos y les brindó la clave: "Lo siento mucho, le he dado a su hija un auténtico cóctel con alcohol". Es decir, que su hija estaba igual que Las Grecas, para que nos situemos.
Los padres decidieron esperar a que la menor se recuperase de la intoxicación etílica, pero la situación fue a más... y finalmente tuvieron que acudir al hospital a la 1 de la madrugada para calmar su preocupación.
Los médicos le recomendaron que descansara y durmiera hasta el día siguiente. Cuando se levantó... la criatura tenía una resaca 'del quince', como se diría popularmente: "Se despertó atontada, ronca y con dolor de cabeza", aseguraron. Por ello, no la llevaron a la escuela hasta después del almuerzo.
Una cena gratis
La disculpa del restaurante fue la siguiente: regalarles una cena. "Es de esperar que un establecimiento te ofrezca una comida gratis si el pedido es incorrecto o si la comida está fría. ¿Pero se debe ofrecer una comida gratis después de emborrachar a un niño de cuatro años y causar uan visita al hospital a la 1 de la madrugada?", se preguntó visiblemente molesto el padre de la menor.
El progenitor también se ha cuestionado el papel del local: "Si estás en disposición de dar a los niños algo que consumen, entonces debes de asegurarte de que es seguro", ya que no comprende cómo pudo haber una confusión de estas características.
Por todo ello, el padre recuerda el mal trago -nunca mejor dicho- que ha pasado: "Ver a tu hija de cuatro años balanceándose no es de buen gusto", ha asegurado. Una experiencia que contar, sin duda.