Elisabeth Fritzl, quien ahora vive bajo una nueva identidad, fue víctima de los abusos constantes de su padre, Josef Fritzl, también conocido como el 'monstruo de Amstetten'. Este individuo, quien cumple una condena de cadena perpetua, la mantuvo encerrada en el sótano de su casa cuando tenía apenas 18 años, y durante un período de 24 años, la sometió a abusos sexuales hasta en 3.000 ocasiones.
Durante este tiempo, Elisabeth dio a luz a siete niños, uno de los cuales falleció. El resto de la familia desconocía por completo lo que estaba sucediendo. Ahora, 16 años después de que este caso saliera a la luz, el periódico Daily Mail ha obtenido de manera exclusiva algunos detalles sobre la vida actual de Elisabeth Fritzl.
Se casó con su protector
La mujer, actualmente de 56 años, contrajo matrimonio con el guardaespaldas que la protegió tras la revelación del caso. Residen en una vivienda unifamiliar de dos pisos con un garaje doble, un modesto jardín y una piscina. La hija de la mujer, Kerstin, reside justo enfrente. La casa está ubicada en una pequeña comunidad, a unos 30 minutos en automóvil desde Amstetten y cerca del antiguo campo de concentración nazi de Mauthausen.
Los vecinos no hablan del pasado de Elisabeth
En la localidad, aunque Elisabeth Fritzl y sus hijos han sido provistos de nuevas identidades, los residentes están al tanto de su historia. "Todos conocen el trasfondo, pero nadie menciona el pasado: ellos tienen una nueva vida y la comunidad respeta su privacidad", compartió un vecino al periódico mencionado, subrayando el respeto hacia Elisabeth y sus hijos.
El pasado
'El monstruo de Amstetten' hizo creer a todos que su hija, mayor de edad, se había ido de casa y estaba en una secta. Para dar credibilidad a la historia, obligaba a la joven a escribir cartas de su puño y letra, que más tarde él mismo enviaba por correo desde distintos puntos del país.
El caso salió a la luz en 2008, cuando Fritzl acudió con una niña nacida en cautiverio a un hospital y los médicos solicitaron la presencia de su madre, que terminó narrando todo lo que había pasado.
Josef Fritzl, de 88 años, fue condenado culpable de los delitos de asesinato por omisión de socorro, esclavitud, de violación, privación de libertad, coacción grave y de incesto. Cumple cadena perpetua en una prisión convencional tras haber estado en un psiquiátrico.
