Elisa García Grandes es hija de un matrimonio bohemio, de izquierdas y republicano. Su madre, Almudena Grandes, siempre ha abogado por la memoria histórica y su padre, Luis García Montero, es un conocido poeta activista que ha llegado a presentarse como candidato de Izquierda Unida a la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, Elisa parece haber ido por otros derroteros. "Nosotros, los falangistas, no somos un fascismo al uso". Este es uno de los mantras que presenta en uno de los actos de Falange Española donde en el partido ya aparece como una "camarada falangista". Pronunció estas palabras el pasado 4 de diciembre en la sede de la Hermandad Nacional de la Vieja Guardia de la Falange en un acto titulado 'Nacional Sindicalismo. ¿Por qué en España?'.
Elisa es la misma joven que apareció el 5 de septiembre de 2021 tocando el piano en una pieza compuesta para su padre en el Palacio de la Magdalena de Santander, en una entrega de premios. También era frecuente verla acompañando a sus padres en algunas entrevistas y en sus vacaciones en Rota. "Se nos ha hecho del Rayo Vallecano", presumía su padre cuando la joven ya había alcanzado la adolescencia. Y añadía: "Le gustan mucho los ambientes populares, la cultura punki... me parece que se siente red skinhead [...] Y como dice su madre: nos está haciendo pagar todo lo que nosotros le hicimos sufrir a nuestros padres".
En 2015, algunos medios publicaron la noticia de su primer voto, dando por hecho que habría apoyado la lista de su padre, Luis García Montero, por Izquierda Unida a la Comunidad de Madrid. Pocos pensarían que un lustro después esta joven estaría defendiendo a capa y espada a José Antonio Primo de Rivera y Falange Española.
De hecho, en el acto mencionado, ante un letrero de la División Azul, Elisa no deja lugar a dudas su ideología: "El espíritu religioso es, como la música falangista, el caldo de cultivo de nuestras acciones y de nuestro horizonte para nuestra revolución".
"El nacionalsindicalismo es vida"
La Falange ha copado su vida, o al menos es lo que deja entrever en su discurso: "El nacionalsindicalismo es vida. Tanto es vida que estamos dispuestos como tantos camisas azules, a sembrar con sus propias vidas la voluntad del imperio, una vida para la patria".
Unas palabras que chocan con la ideología de sus padres: su progenitor, un candidato a la presidencia de una autonomía por una lista comunista; su madre, una mujer que siempre ha abogado por la memoria histórica y comprometida con los ideales de izquierdas. Sin duda, un conflicto total.
