Si 2016, con el Brexit, Donald Trump, el horror de la guerra Siria y las segundas elecciones en España, te pareció frenético: Agárrate, porque 2017 amenaza con ser incluso peor.
Si en la política nacional ya adelantamos que el panorama es de todo menos tranquilo, con congresos programados de PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos, en Europa las aguas siguen sin bajar tranquilas, tras la amenaza griega (2015) y el adiós británico (2016).
De hecho, ya comienzan a divisarse las primeras sorpresas fuera de nuestras fronteras y los dos titanes europeos (Francia y Alemania) serán campos de batalla de una pelea en donde los pupilos en Europa de Trump jugarán un importante papel, en dos países en donde la extrema derecha ha experimentado un gran auge los últimos años de crisis política, económica, social, humanitaria e institucional en la Unión Europea.
1 Holanda (15 de marzo)
Si España, en donde en las últimas elecciones hasta 9 candidaturas consiguieron representación parlamentaria, os pareció un caos, es porque no conocéis el parlamento holandés: Hasta 11 partidos fueron esocogidos las pasadas generales, y este 2017 amenaza con traer un nuevo integrante al Tweede Kramer.
Y, de entre tanto partido, con tan sólo 150 escaños a repartir (menos de la mitad que en España y cinco veces menos que en Alemania), hay uno que sobresale sobre el resto: El Partido por la Libertad, de extrema derecha. Este partido, que continúa la estela de partidos ultraderechistas europeos (ultranacionalista, con discurso populista, xenófobo y euroescéptico) comenzó a ascender a partir de las elecciones de 2006, donde alcanzó el sexto puesto: en 2010 y 2012 fue el tercer partido más votado, y este año todo apunta a que ganará las elecciones, desbancando a unos liberal-conservadores que se desplomarán a casi la mitad de sus escaños actuales, y a los laboristas (el PSOE holandés) que apenas tendría un tercio de los apoyos que logró en 2012.
Con estos resultados, Holanda, país muy acostumbrado a los pactos post-electorales, tendría que hacer frente a unas negociaciones muy complicadas, ante la imposibilidad de reeditar el gobierno de coalición que hay actualmente (conservadores y laboristas) o incluso de sumar a ultraderechistas y conservadores, ya que se necesitaría un pacto de hasta 4 partidos diferentes, por lo que los 49 días que se tardó en formar gobierno en 2012 se quedarán muy escasos en 2017.
2 Francia (23 de abril)
En Francia, la ultraderechista Marine Le Pen es la gran rival a batir según todas las encuestas, que la dan como vencedora de las elecciones galas en primera instancia, aunque todo hace presagiar que el resto de votantes se juntarían en torno al segundo clasificado para tumbar a la lideresa del Frente Nacional. Y este segundo puesto, casi con total seguridad, será disputado por el conservador Fillon y el socioliberal Macron. El primero, podría allanar el camino a Le Pen si finalmente es imputado por presuntos empleos ficticios de su mujer. Además, se ha descubierto recientemente que contrató a sus dos hijos como asistentes parlamentarios, pagándoles 84.000 euros. Éste, ha anunciado que renunciaría si es imputado, y Le Pen ya está frotándose las manos con esta crisis de los republicanos y ante la enorme caída del Partido Socialista, al cual muchas encuestas pronostican menos del 10% en las presidenciales de abril (cayendo hasta la 5ª fuerza), aunque en las últimas encuestas han logrado alcanzar el 17%. Aunque, en los últimos días, Macron ha aparecido en la escena de los sondeos como el principal candidato al Elíseo si toda la oposición se une para apoyarle en una hipotética segunda vuelta Le Pen vs Macron.
Precisamente en el Partido Socialista francés ha habido otra gran sorpresa estos días, al vencer el izquierdista Hamon ante Manuel Valls, Primer Ministro del país y grandísimo favorito para suceder al defenestrado Hollande al frente del partido.
En este escenario de incertidumbre y caos, el beneficiado es el orden. Y el orden en Francia tiene nombre de mujer y un apellido familiar para los galos: Marine Le Pen. Con un discurso marcadamente xenófobo y dirigido a los ciudadanos blancos más empobrecidos durante la crisis, ha capitalizado, según las encuestas, a 1 de cada 4 votantes de su país, siendo la candidatura que menos horquilla de resultados tiene en las encuestas (entre el 22 y el 27%). Parte de la culpa la tiene la falta de competencia en el liderato tanto dentro de su partido (líder indiscutible) como fuera, ya que ni Fillon, Hamon o Mélenchon -quizá tan sólo el joven Macron- tienen el carisma de la nueva matriarca de la extrema derecha europea.
3 Turquía (abril)
Turquía es uno de los ejemplos gráficos de la inestabilidad política que azota a Europa y gran parte del mundo: tras un intento de golpe de Estado el pasado año, el próximo abril el presidente Tayyip Erdogan anunció que se llevaría a cabo un referéndum constitucional, que plantea convertir el sistema parlamentario turco en un sistema presidencialista. En el caso de que el 'sí' venciera en esta consulta, los poderes del autoritario Erdogan se verían incrementados en detrimento del legislativo. Todo ello en un país que, pese a ser socio de la Unión Europea, suspende constantemente en todos los indicadores de nivel de derechos humanos y de libertades de comunicación y prensa: es el país con más periodistas encarcelados en el mundo, decenas de miles de personas han sido encarceladas y hasta 60.000 funcionarios y 93.000 empleados fueron expulsados desde el intento de golpe de Estado de julio del pasado año, entre ellos 5.200 académicos, 3.400 jueces y más de 3.500 militares.
La deriva autoritaria que asola el mundo amenaza con destruir definitivamente la democracia en un país, Turquía, en donde Erdogan sigue contando con un amplísimo apoyo: hasta un 53%, según las últimas encuestas, un 4% más que en las pasadas elecciones de 2015.
4 Noruega (11 de septiembre)
Noruega, en su ecosistema particular, es uno de los pocos países europeos al cual el fantasma de la ultraderecha, que incluso ha cruzado el charco a Estados Unidos, parece no poder hincar el diente. Si bien es cierto que durante años el Partido del Progreso (a la derecha de los conservadores) está teniendo gran importancia en el panorama político (actualmente son el apoyo de los conservadores en el gobierno), este partido no es semejable a cualquiera de los partidos anteriormente citados, al carecer de un carácter tan marcadamente xenófobo y promover unas políticas económicamente neoliberales, por ejemplo.
Además, las elecciones del próximo 11 de septiembre muestran un panorama absolutamente opuesto al del resto del continente, en plena crisis de la socialdemocracia: los laboristas liderados por Stoltenberg, que ya vencieron en 2013, parece que van a aumentar en gran medida sus apoyos en estas nuevas elecciones, mientras que el Partido del Progreso y los conservadores bajarían en votos. En este caso, los pactos post-electorales parece que no van a poder quitar la presidencia a unos laboristas que, por primera vez, contarán con un nuevo aliado en el Storting: los comunistas del Partido Rojo.
5 Alemania (24 de septiembre)
Alemania, la gran potencia europea, afrontará en otoño de este año unas importantes elecciones en las que el conservador CDU capitaneado por Merkel volverá a ser la fuerza más votada del Bundestag. Sin embargo, lejos tendría la canciller alemana aquel idílico contexto de la paz absoluta que asolaba su partido en 2013 cuando logró el 41,5% de los votos y casi el 50% de los escaños del parlamento.
¿El culpable? De nuevo las miradas apuntan al crecimiento de la extrema derecha, en un país en donde la líder de un partido conservador no ha sido todo lo dura como muchos votantes conservadores querrían con la ola migratoria que está recibiendo Europa. Y esto ha conducido al aumento del AfD, fuerza ultraderechista y de carácter marcadamente xenófobo que casi cuadripicaría sus apoyos, recibiendo hasta el 15% de votos según algunas encuestas. La gran mayoría de estos votos que virarían hacia la extrema derecha vendrían del partido liderado por una Merkel que, aunque no teme perder las próximas eleciones federales (con unos socialistas que no despegan y una izquierda adormilada que apenas rascaría un par de décimas del SPD en una situación propicia), sí que mira por el retrovisor, por primera vez, a su lado derecho: el tercer partido en el parlamento alemán será, casi con toda seguridad, de extrema derecha.
Así pues, parece ser que 2016 no ha sido el fin del auge de la extrema derecha a nivel mundial, y Europa amenaza con hacer los coros a unos Estados Unidos aún convulsos por la reciente victoria de Donald Trump. Tan sólo casos aislados como el noruego pondrán la nota discordante en Europa, mientras que Latinoamérica continúa demostrando que su realidad política es diferente a la europea y norteamericana, en forma de unas elecciones ecuatorianas en donde el izquierdista Lenín Moreno, mano derecha de Rafael Correa, apunta a claro vencedor en las presidenciales de Ecuador que se celebrarán el próximo 19 de febrero.
Sí, Donald Trump también ganará en Europa...y todavía nos queda Reino Unido.