La supuesta injerencia rusa en el proceso independentista fracasado de los catalanes ha puesto en alerta al Gobierno de España, que a su vez está reclamando a las instituciones europeas una mayor atención sobre este asunto. Pese a que Rusia haya negado cualquier intento de interferir en el procés, la paranoia se mantiene viva en el Ejecutivo.
Tal es así que, por primera vez, Interior ha plasmado en documentos oficiales esta teoría y ha puesto en alerta a todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que intervienen en Cataluña (Mossos d'Esquadra, Policía Nacional y Guardia Civil) sobre posibles ataques procedentes del ciberespacio.
Para evitar cualquier intento de "pucherazo" electoral el 21-D, se intensificará la vigilancia en las redes desde el inicio de la jornada de reflexión el 19 de diciembre a las 00:00 horas hasta el final del recuento del mismo día 21.
Una campaña electoral marcada por las dudas
Sin duda alguna, la campaña y la contienda electoral del próximo 21 de diciembre será una de las más intensas, turbulentas y de gran trascendencia política de todas las elecciones autonómicas que se hayan celebrado en la historia de la democracia española, tanto en Cataluña como en el resto de España.
La incertidumbre sobre un posible "pucherazo" en los resultados de los comicios parten desde ambos bandos políticos, tanto de los independentistas como de los constitucionalistas. Del primer lado, ERC ya advertía sobre un posible 'amaño electoral' y anunciaba que haría un recuento paralelo para asegurarse que todo fuera 'democrático', ahora que todas las encuestas dan por perdida la mayoría absoluta en escaños y votos de los soberanistas. Del otro lado, el Gobierno pone el foco en la supuesta intromisión rusa en el conflicto independentista catalán.
En este sentido, la Secretaría de Estado de Seguridad encargada de velar por la actuación policial durante las jornadas de reflexión y votación ha dado instrucciones a las fuerzas de seguridad para que vigilen no sólo físicamente los colegios electorales, a los presidentes de las mesas y las infraestructuras que prestan servicios esenciales, sino también tengan especial atención sobre las estructuras cibernéticas, desde donde provienen la mayoría de las noticias falsas y las informaciones manipuladas.
Desde el Centro Nacional de Inteligencia han restado importancia a esta supuesta injerencia de una potencia extranjera a través del ciberespacio. Fueron sus propios servicios los que negaron que hubieran detectado un ciberataque ruso o de otro Estado durante el periodo de crisis de Cataluña y sobre todo los días previos y posteriores al 1 de octubre.
El PSOE ya ha pedido la comparecencia de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en la Comisión de Gastos Reservados del Congreso para que informe sobre las presuntas intromisiones de Rusia (o Venezuela, según Rajoy) en la política interna de España y sobre las actuaciones que está llevando a cabo el Ejecutivo para atajar esta problemática.
Por su parte, la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, anunció el pasado 13 de noviembre que el Gobierno se encontraba en fase de estudio de esta supuesta injerencia. Estas graves acusaciones las han reiterado tanto Cospedal como el presidente sin aportar ninguna prueba que avale sus hipótesis. Incluso la ministra llegó a creerse una broma por parte de dos humoristas rusos que la llamaron para afirmarle que Puigdemont y el 50% de los turistas rusos en Cataluña eran en realidad espías.
Lo que sí parece ser cierto, según informa El Diario, es la existencia de un ejército de bots manejados por hackers y ciberdelincuentes que difunden noticias falsas sobre asuntos políticos, entre los que se encuentran Cataluña, como ya hicieran durante las elecciones presidenciales de EEUU para favorecer al actual presidente Donald Trump.
Rusia ha negado cualquier intromisión en la política catalana. De manera aireada, ha afeado al Gobierno las acusaciones hacia Vladímir Putin y ha exigido una rectificación a nivel institucional. Sea como fuere, este asunto puede derivar en un conflicto a nivel internacional puesto que España no ha sido la primera en ser "atacada" desde el ciberespacio: otros países ya sufrieron sus propias experiencias (Reino Unido, Holanda, Francia...).