El Corte Inglés sigue hacia adelante con su plan de reformas para equilibrar sus cuentas y atajar rápidamente la mastodóntica deuda de más de 3.000 millones de euros. Tras lanzar al mercado gran parte de su patrimonio inmobiliario, el grupo de distribución ahora plantea iniciar una senda de recorte de plantilla para ajustar su estructura a su nueva situación.
En este proceso, la enseña del triángulo verde está contando con el asesoramiento de varias agencias de consultoría. Mientras que el grueso del ladrillo se gestionará de la mano de PwC, ahora se incorporará un recorte de plantilla en los servicios centrales bajo el asesoramiento de la norteamericana AT Kearny, según informa en exclusiva El Independiente.
Según las fuentes a las que ha tenido acceso el diario mencionado, la empresa adelgazará la estructura de esta división que actualmente emplea a alrededor de 5.000 trabajadores.
La propia empresa también reconoce que el papel de AT Kearney se basará en realizar "un análisis funcional y de optimización de recursos", aunque públicamente consideran como prematuro hablar de recortes en plantilla por el momento.
Sin embargo, los recortes en plantilla se han venido ejecutando durante los últimos años, aunque de manera escalonada. De hecho, la empresa ha impulsado en varias ocasiones jubilaciones y bajas voluntarias para reducir la masa salarial de la compañía.
En este plan se incluyó a empleados con 61 años de edad durante 2018 para el que se provisionó un total de 33 millones de euros, según la última cuenta de resultados. También en 2016 se hizo lo propio con un programa voluntario de bajas incentivadas, con un 70% del salario neto hasta los 63 años junto con una prima de salida equivalente a seis meses.
Los despidos se pueden extender a otras áreas
Por el momento, parece que los despidos que se producirán en el área central no incluirán la misma senda que se ha aplicado en el resto de secciones. Y hay duda sobre lo que sucederá en otras áreas, como la comercial.
No podemos olvidar que la empresa cuenta con una gran cartera de centros abiertos durante los años del boom inmobiliario y que generan pérdidas continuas. Entre los empleados de la empresa hay rumores sobre un posible ERE. El 87% de ellos tiene contrato fijo y su plantilla actual se fija en un total de 92.078 trabajadores.
A todo ello se suma la posible venta de algunas divisiones, como Informática o Seguros. La única gestión que ya se ha cerrado en este sentido se produce en Óptica 2000, que se vendió al gigante holandés GrandVision, dueña en España de MasVision.
Con todos estos planes de saneamiento, la empresa espera obtener el ansiado grado de inversión de cara a su salida a Bolsa en su irrupción al IBEX35. No hay que olvidar que su deuda de 3.000 millones puede solventarse gracias al ladrillo que mantiene en cartera, valorado por la gran mayoría de consultoras en un total de 17.000 millones de euros.
