La progresiva relajación de los confinamientos han llevado a las empresas a adoptar medidas con el objetivo de reactivar la economía e intentar que la salida de la crisis sea lo más rápida posible.
El Corte Inglés, por ejemplo, da un plazo hasta junio para abrir sus centros comerciales. Con el músculo actual, los grandes almacenes consideran que pueden sobrevivir a la cuarentena hasta el mes de junio. Si continua la situación igual, no descarta adoptar medidas más contundentes.
Sin embargo, todo apunta a que este mes de mayo se empezarán a abrir tiendas. El gran comercio se prepara ante la llegada de visitantes con una serie de reformas que, en cierta medida, indican un cambio similar al que se vivió en los aeropuertos tras el 11-S. Es decir, un cambio de experiencia en cuanto a la visita a centros comerciales y tiendas.
Para esta transformación, por ejemplo, Inditex ha presentado ante los sindicatos un Plan de Reapertura de Tiendas; mientras que El Corte Inglés ha creado un grupo de trabajo liderado por el consejero delegado del grupo, Víctor del Pozo.
Ambas firmas han cogido la delantera y están contemplando todos los escenarios de desescalada, tanto apertura parcial como total de tiendas. Junto a ellas, se encuentran otras marcas conocidas como Mango, H&M, Tendam (Springfield y Cortefiel), Ikea, Leroy Merlin o Media Markt.
Una tienda reformada
Las tiendas que nos vamos a encontrar cuando regresemos a la nueva normalidad serán diferentes a la situación previa. El primer paso y más importante: ambas firmas prevén distribuir hidrogeles desinfectantes a lo largo de los establecimientos, como áreas de descanso, cajas o almacenes; además de las entradas y probadores.
Estos últimos, los probadores, también enfrentan dos escenarios. Uno de ellos pasa por la desinfección constante, es decir, que un operario acceda a ellos tras cada uso para evitar cualquier presencia del patógeno, una medida costosa y complicada de aplicar, pero por la que apuestan algunas firmas por el momento. La más sencilla de aplicar: eliminarlos. Las firmas no descartan ese escenario, flexibilizando las devoluciones con el objetivo de fomentar que los clientes se prueben las prendas en sus viviendas.
También queda la duda sobre la desinfección de las prendas, una acción que podría realizarse una o varias veces al día y que podría incorporar alguna restricción de contacto con los clientes, como por ejemplo, el uso obligado de guantes para interactuar con las prendas.
También se prevén protocolos en las entradas de algunas tiendas, aunque esto todavía no se ha concretado. Por ejemplo, en el acceso a centros comerciales, China obliga a pasar por un arco de seguridad en el que se desinfecta a los clientes y se toma la temperatura para discriminar en el acceso a posibles casos de Covid-19.
Los trabajadores sí que enfrentarán este baremo. Todos los días, antes de acudir a su puesto de trabajo, deberán realizarse un control de temperatura diario y, en el caso de superar 37,5ºC, no acudirán a las tiendas y se pondrán en contacto con el teléfono habilitado.
En cuanto a los dependientes que ya han pasado la enfermedad con test negativos, tendrán la posibilidad de reinconporarse. En este caso, sin embargo, será necesario un contacto previo con la empresa para confirmar el negativo y adoptar las medidas que se consideren necesarias.
En cuanto a las zonas de pago, habrá modificaciones. La cola deberá guardar un metro entre clientes, se cerrará una caja entre medias de los dependientes y se portará obligatoriamente guantes y mascarilla. El objetivo es controlar al máximo uno de los puntos críticos a la hora de acceder a cualquier establecimiento de estas características.