La publicación del documento interno que confirma los cierres de centros comerciales de El Corte Inglés ha dejado una situación de crisis y tensión dentro del grupo de los grandes almacenes.
La firma se encuentra en una situación complicada: tiene una deuda de más de 3.000 millones de euros y, además, necesita liquidez para modernizar su estructura y conseguir que sus centros comerciales atraigan a la clientela actual.
La situación por el momento no es nada halagüeña. La última temporada navideña, donde la mayoría del comercio centra gran parte de sus ventas de todo el año, nuevamente no ha obtenido los resultados esperados y evidencia que la crisis de la firma es estructural y no una circunstancia pasajera.
La situación, hace tres décadas, era en cierto punto parecida en la firma que fue principal competidora del triángulo verde: Galerías Preciados. La compañía agonizó durante quince años en los que aplicó un recorte de gasto inmobiliario, vendió sedes, redujo el personal y cedió espacio a terceras marcas.
Estas medidas son las que ahora, a grandes rasgos, está aplicando El Corte Inglés: cierra centros comerciales, tiene intención de vender su sede en la calle Hermosilla de Madrid, quiere reducir el número de trabajadores (en principio solo sin cubrir jubilaciones) y vende espacio a terceras marcas (se ha deshecho de su división de ópticas o informática y ha alquilado algunas plantas completas a marcas externas como Samsung).
Aunque la firma de grandes almacenes enfrenta una acusación desde parte de la plantilla: el supuesto control que ejerce sobre los sindicatos mayoritarios entre sus empleados, FASGA y FETICO. Dos organizaciones que, según los díscolos, han llegado a poner los intereses de la firma antes que los de sus propios trabajadores.
Entre estas críticas, se encuentra la última subida salarial que ha conseguido Fetico y que promociona como un logro. Los empleados no olvidan que esa misma plataforma dio el visto bueno, sin condiciones, a la pérdida del cobro por antigüedad de convenio de Supercor o a la remuneración por trabajar en fines de semana o festivos. El resultado: los empleados continuan cobrando sensiblemente menos que antaño. De hecho, la firma ha pasado de pagar los mejores salarios de su sector a convertirse en una maquinaria de empleo con bajas remuneraciones.
Las dudas sobre sus planes de futuro
El Corte Inglés tiene claro algunos puntos que le permitirían conectar nuevamente con el público, pero no tiene un plan cerrado para llevarlos a cabo y vive con el problema del desiquilibrio en sus cuentas, que ahoga su capacidad de liquidez para efectuar reformas.
Una de esas medidas es el posicionamiento de Supercor en el sector de la distribución alimentaria en España. La firma de supermercados actualmente mantiene una cuota residual y no ha enfrentado muchos de los retos que sus competidores ya han pasado.
A ello se suma la falta de personal con experiencia. Las plantillas no se están reforzando y el plan pasa por trasladar a empleados de otras divisiones, con años de experiencia en ámbitos que no están relacionados con el que ahora ocupa. Todo ello merma la posibilidad de localizar los fallos y pulir un modelo que actualmente se encuentra en pleno cambio.
En cuanto a los centros comerciales, el modelo que se experimentará en Arroyosur (Leganés), donde se instalará un centro más enfocado hacia la experiencia, permitirá abordar las tendencias actuales del retail. Sin embargo, hay duda sobre qué sucederá si este modelo no termina de triunfar o si, por el contrario, sí supone un éxito. ¿De dónde extraerá todo el dinero para reformar el resto de centros comerciales?