La guerra contra el Daesh en Oriente Próximo se está recrudeciendo tras la llegada de Donald Trump al poder y la imposición de una política completamente beligerante contra el grupo terrorista.
Según una investigación publicada por The Daily Beast, la coalición internacional que lidera Estados Unidos en la región ha asesinado a más de 2.200 personas en Siria e Irak, países con territorios controlados por el autodenominado Estado Islámico. Los datos corresponden al período presidencial de Trump, por lo que, haciendo números, el resultado sale a más de 12 diarios.
De esta forma, se confirman unos resultados muy superiores a los registrados durante la anterior administración del demócrata Barack Obama, época en la que se asesinaron, en cifras totales, a más de 2.300 personas. Es decir, mientras que con Trump mueren unas 360 personas al mes, con Obama 'tan sólo' (y remarcamos las comillas) lo hacían unas 80.
La causa de estos datos tan controvertidos llega por parte de la decisión del nuevo Gobierno de intensificar su postura de ataque hacia el grupo terrorista. El cambio del plan de protección de civiles en el frente está provocando que muchas personas inocentes mueran a causa de la intensificación del conflicto,
La muestra de todo ello, se evidencia en que tras el anuncio del Secretario de defensa, James Mattis, el pasado 27 de febrero, en torno al nuevo plan de guerra; las personas que murieron a causa de las batallas llevadas a cabo por la coalición internacional provocaron que la cifra de muertos aumentase un 400%.
Los civiles que están huyendo de las zonas controladas por el Daesh están señalando como principal problema los ataques aéreos de Estados Unidos, tal y como han denunciado desde Human Rights Watch. Esta política tiene un arma de doble filo, ya que puede desestabilizar al ISIS o, por el contrario, fortalecerlo: los terroristas ya tienen más facilidades para convencer a la población para que se una a su lucha.
La administración de Trump se negó en su momento a confirmar o desmentir la posibilidad de que sus ataques pudiesen provocar la muerte de más personas civiles. Tan sólo se limitaron a decir lo siguiente: "No ha habido ningún cambio en nuestros continuos esfuerzos para evitar víctimas civiles inocentes". Ahora, los datos que están aportando las organizaciones humanitarias confirman las propias afirmaciones de la Casa Blanca.