La guerra dialéctica y la escalada militar realizadas tanto por el régimen comunista de Pyongyang como por Washington y sus aliados internacionales aumenta a pasos agigantados. Al dictador norcoreano parecen importarle más bien poco las advertencias de Donald Trump y los paquetes de medidas económicas sancionadoras que lleva aplicando la ONU desde hace meses.
El pasado 29 de noviembre, Kim Jong-un volvió a desafiar a la primera potencia mundial lanzando un nuevo misil Hwasong-15 capaz de alcanzar cualquier punto del suelo norteamericano. Según cálculos del Pentágono, el artefacto destructivo alcanzó los 4.000 kilómetros de altura y se mantuvo en el aire durante 53 minutos antes de caer en las aguas de Japón.
Este peligroso movimiento para la paz mundial provocó que el Consejo de Seguridad de la ONU se reuniera de urgencia para tratar de establecer unas pautas a seguir tras el vigésimo ensayo armamentístico por parte de Jong-Un.
Una situación cada vez más peligrosa
El presidente de EEUU lo tiene claro: cada acción que realice Kim Jong-un tendrá una respuesta contundente de las fuerzas estadounidenses. Trump ya amenazó al régimen con la "destrucción total" si continuaba con su desafío y sus pruebas militares. Ahora, Nikki Haley, la embajadora norteamericana de la ONU, ha avisado ante la comunidad internacional que esta situación se está volviendo cada vez más peligrosa.
En una entrevista al canal Fox News, la diplomática ha asegurado que Corea del Norte está sufriendo las consecuencias de los paquetes sancionadores que ha estado aplicando Naciones Unidas para ahogar económicamente a la dictadura comunista. Asimismo, Haley advierte sobre el desarrollo del programa nuclear que continúa haciendo Jong-un pese a estas medidas de castigo.
La embajadora también ha querido transmitir que su país ha sido la fuerza que ha logrado unir a toda la comunidad mundial para frenar a Pyongyang y decirle que "ponga fin a su programa". Haley se apunta el tanto y pone a EEUU como el motor protagonista de la lucha contra el régimen norcoreano.
Por su parte, James Mattis, el secretario de Defensa norteamericano, también quiso advertir sobre el último lanzamiento de un misil por parte de Jong-un y ha asegurado que no solo representa una amenaza para EEUU, sino que las maniobras militares del dictador suponen una grave advertencia y peligro para la paz y la estabilidad mundial.
EEUU y Corea del Sur, como ya anunciaron tras la última operación nuclear de los norcoreanos, están llevando a cabo prácticas militares en este segundo país con más de 200 aviones de guerra.
Corea del Norte ha respondido a estas maniobras de los aliados asegurando que es una evidencia más de que EEUU se está preparando y movilizando para atacar al régimen de Jong-Un. A través de la agencia norcoreana KCNA, han advertido: "las declaraciones de altos funcionarios estadounidenses son una advertencia de que Cortea del Norte tiene que prepararse para una guerra en la península". Ambos países se encuentran inmersos en una "guerra fría" que puede estallar en cualquier momento, lo que abocaría a un posicionamiento internacional y al desencadenamiento de un conflicto a nivel mundial.