Han pasado más de 60 días desde que comenzó la invasión rusa en Ucrania y, desde entonces, muchos países han apostado por imponer sanciones a Rusia como castigo por el inicio de este conflicto bélico. El objetivo es imponer consecuencias a una violación flagrante de las reglas del derecho internacional y, sobre todo, dejar de financiar la guerra iniciada por Vladímir Putin, mediante el embargo del gas procedente de este país.
Moscú ha reaccionado a esta situación. El régimen de Vladímir Putin ha cortado el suministro a dos países europeos, Polonia y Bulgaria, por no acceder a pagar el gas con la moneda rusa, el rublo. Son los primeros que sufren este cierre, pero el Kremlin asegura que tomará la misma decisión con otros países que se opongan a pagar los contratos en la moneda local de Rusia. Se trata de una medida que tendrá un fuerte impacto en Europa, especialmente si finalmente se amplia a otros estados del Viejo Continente.
Ante este panorama, el economista Santiago Niño Becerra, en una entrevista con Cadena SER, ha asegurado que lo ocurrido con Polonia y Bulgaria "es un hachazo, lo peor que podía suceder", teniendo en cuenta la actual situación de la inflación en la oferta. Becerra, un economista de prestigio, anticipó la llegada de la crisis financiera en 2008.
El panorama de Europa y la situación de la Península Ibérica
El extremo al que se ha llegado, considera, augura un panorama poco prometedor para los mercados europeos. El corte del gas ruso a estos países podría generar un efecto dominó. "Independientemente de lo que haya dicho el gobierno polaco, suponemos que es verdad, que tiene reservas del 80% y va a seguir suministrando gas". Pero, explica Niño, la medida rusa provocará "un incremento de incertidumbre tremendo, lo cual va a afectar a los mercados, y no solo a la energía".
Además, explica que Rusia no se quedará sin compradores de todos los productos que vete Europa, pues "se lo va a comprar China, lo tiene vendido: todo el gas, petróleo, queroseno y carbón. En esta historia, quien más va a perder de largo va a ser Europa. Parece que hubiéramos encontrado el problema al doblar la esquina, cuando era algo ya conocido y en su momento nadie le daba importancia".
El economista también ha entrado a valorar el reciente acuerdo alcanzado entre España, Portugal y la Comisión Europea, por el que se impondrá un límite máximo de 50 euros el megavatio hora en la conocida 'excepción ibérica'. "Lo que yo no sé es si después de lo que ha sucedido con este corte a Polonia y a Bulgaria y con la incertidumbre de que esto pueda ir a más, este acuerdo se va a mantener o van a permitir a España que siga en esta línea", ha precisado.