Asturias ya puede sentirse orgullosa (o no) de sumarse a la moda del Ecce Homo de Borja, aquella obra de este pueblo de Zaragoza que se ha convertido en un reclamo turístico, a pesar de la imagen de un Jesucristo amorfo. Este nuevo caso ha ocurrido en la parroquia de Rañadoiro, situada en el suroccidente de Asturias, entre los concejos de Salas y de Tineo.
Una mujer, estanquera en el cercano municipio de La Espina, ha 'restaurado' unas tallas del siglo XV pintándolas con un estilo muy peculiar y un resultado muy poco adecuado a la época de la que datan. Se trata de una imagen de la Virgen María con el Niño Jesús, otra de San Pedro, y una tercera donde están Santa Ana, patrona de la parroquia, y de nuevo la Virgen y el Niño. Las dos primeras eran policromadas, pero la tercera era una talla completamente en madera, sin pintar.
Como podemos ver, los colores tienen una combinación curiosa, son llamativos y con grandes contrastes. Incluso es extraño que la Virgen María se haya unido a la moda de llevar el pelo pintado de colores. El estilo no es para menos, donde la Virgen y Santa Ana parece que se han maquillado para la ocasión. Tal y como dice uno de los vecinos al diario local El Comercio, "el Niño parece un alevín de un equipo de fútbol, con una camiseta verde fosforito".
La autora de esta curiosa restauración, Marisa Menéndez, argumenta su decisión: "Tenían mucha falta de pintarse, estaban horrorosas". Se defiende tras el trabajo realizado: "Las pinté como pude y con los colores que me parecieron, a los vecinos les gustó. Pregunta en el pueblo y verás". Y es que, en verdad, contaba con el permiso del religioso encargado de la parroquia, Arturo García. Además, los vecinos del pueblo (alrededor de 16), quienes hablaron de la necesidad de pintar tanto la iglesia como las figuras, y quedaron contentos (bueno, no todos, pero el resto parece estar conforme). Claro que la autora no puede sentir más que disgusto tras recibir este tipo de reacciones tras tanto trabajo.
Sin embargo, los expertos en restauración ven esta obra como una "aberración" a este arte que tiene más de cinco siglos de historia. En el año 2003 las imágenes habían sido restauradas por un profesional que, parece ser, ya tuvo que lidiar con una pintura casera. Aun así, las capas encontradas habían mantenido los colores originales, pero en esta ocasión no. Él mismo, Luis Saro, ha dicho que no sabe si se podrá recuperar el aspecto original, e insiste en que se deben pedir responsabilidades"tanto a quien lo hizo como a quien le dio permiso".
Piden responsabilidades a la parroquia
Sin embargo, en este tipo de situaciones siempre se plantea lo mismo: la persona que las hizo, en este caso Marisa Menéndez, tuvo la mejor intención del mundo, e incluso estuvo trabajando durante un año en pintar las figuras en su tiempo libre. Sin embargo, lo que no se tiene en cuenta, y la responsabilidad es más de quien dio el permiso, es que este tipo de obras tan antiguas no pueden ser puestas en manos sólo de personas con interés y buena intención, sino que hay profesionales que son los que deben realizar este trabajo, respetando el arte original.
Además de este caso de Asturias, y el Ecce Homo de Borja, también ha habido intentos de restauraciones desastrosos como la talla de San Jorge de la parroquia de San Miguel de Estella, en Navarra, o una imagen del retablo del altar de la parroquia de San Sebastián de Reinosa, en Cantabria. ¿Se convertirá Rañadoiro en nuevo destino turístico para personas curiosas o se intentará arreglar las imágenes?