Se llama Rodrigo Duterte, tiene 71 años y desde ayer es el nuevo presidente de Filipinas. Este pasado lunes tuvieron lugar las elecciones generales en el país asiático donde se elegían hasta 18.000 cargos entre congresistas, gobernadores locales, alcaldes o el mismísimo presidente. 54 millones de personas estaban llamadas a votar de los alrededor de 100 millones de habitantes que posee el archipiélago. Duterte, que fue alcalde de Davao, una de las ciudades más importantes de Filipinas durante 22 años, alcanzó cerca del 40% de los votos en un país donde el más votado es elegido presidente sin necesidad de alcanzar la ansiada mayoría. Vamos, el sueño de Rajoy.
Apodado como 'Duterte El Sucio' por sus compatriotas (a lo 'Harry El Sucio', no porque no se lave) ya ha sido comparado múltiples veces como el Donald Trump filipino y conociendo lo que dice y opina en sus mítines, no es para menos. Todos sus oponentes en estas elecciones no han sido capaces de detenerle lanzando críticas y acusaciones que le han aupado en los comicios aún más.
Entre sus salidas de tono destacan cuando insultó al Papa Francisco por provocar un gran atasco debido a su visita a la capital o cuando hizo bromas sobre la violación y posterior asesinato de la misionera australiana Jacqueline Hamill en una prisión filipina de Davao, ciudad en la que gobernaba Duterte entonces, cuando esta trabajaba como voluntaria en 1989. Duterte afirmó entonces entre risas que "violaron a todas las mujeres. Entre ellas estaba esta misionera australiana. Cuando la sacaron y vi su rostro pensé 'Hijos de puta, qué pena'. La violaron en fila. Me molestó que la violaran pero era muy guapa. Pensé que el alcalde debería haber sido el primero".
Su historial como alcalde de Davao
Estos hechos ocurrieron durante el mandato de Duterte en Davao, la tercera ciudad del país y una en la que más ha descendido la criminalidad. De ahí que también se le conozca con el sobrenombre de 'El Castigador'. Su mano dura para perseguir la criminalidad y el tráfico de drogas fue latente mientras que fue alcalde de la ciudad aunque sus métodos no fueron precisamente ortodoxos. Dicho descenso del crimen se debe a los enlaces entre Dutertes y escuadrones de la muerte quienes realizaban ejecuciones a diestro y siniestro a cualquier persona que hubiera cometido un crimen.
Según Duterte, quiere imponer la misma ley que en su ciudad a lo largo de todo el país en un tiempo récord de 6 meses. De hecho, ya ha empezando amenazando a los traficantes tal y como dijo en su cierre de mítin. "A todos ustedes que andan con drogas, hijos del diablo, de verdad que los voy a matar". Por si esto fuera poco, ya ha avisado de que si en 6 meses o un año no consigue cumplir sus ideas por culpa de la oposición, declarará un "gobierno revolucionario". Ahí es nada.
Benigno Aquino III, el presidente predecesor de Duterte y la persona con el mejor nombre de todo el mundo, ya advirtió en plena campaña electoral que sería una amenaza para la democracia. Al parecer, Donald Trump se le queda corto. Incluso el candidato republicano ha sido llamado "fanático" por el nuevo presidente de Filipinas.
