La tragedia del pequeño Julen conmocionó a España e hizo que todo el país estuviera pendiente del rescate. El 13 de enero, el menor, de tan solo dos años de edad, se precipitó por un pozo de prospección en la localidad de Totalán, en la provincia de Málaga. El pozo, excavado ilegalmente, tenía 71 metros de profundidad y 25 centímetros de diámetro. Habiéndose desplegado un dispositivo de rescate sin precedentes, trece días después, el 26 de enero, fue encontrado sin vida el cuerpo del niño. Ahora, toca depurar responsabilidades.
La investigación está en marcha, colocando al pocero encargado de la perforación y al dueño de la finca en el punto de mira. David Serrano, dueño de la parcela de Totalán donde se encontraba el pozo por el que cayó Julen, ha ofrecido una rueda de prensa en la que ha explicado lo sucedido aquel fatídico día.
Serrano, que además es primo de los padres de Julen, compró la finca hace alrededor de cuatro meses para plantar mangos y aguacates, por lo que necesitaba agua. Así, contrató los servios de Antonio, especiaista en perforación y búsqueda de agua. "Al mes, Antonio vino al campo e hizo un boquete de más de 100 metros que dejó abierto", expone, lamentando que el hombre "se llevó su camión dejando el boquete tal cual".
A los pocos días de la marcha de Antonio, Serrano llamó a un amigo para que le ayudara a retirar la arena que había salido del pozo. "Ya que estaba allí hice una pequeña zapata para un muro de contención porque vertía arena y piedra y de ahí viene la excavación. Ese material no era para una casa, sino para un muro de contención", explica, desmintiendo las informaciones que aseguraban que su objetivo era construir una vivienda ilegal.
El día de la caída de Julen
El día que Julen cayó el pozo, toda la familia se había reunido en la finca de David Serrano para una celebración. Por ello, asegura, tapó el agujero con dos bloques de hormigón y advirtió del peligro: "El peligro que yo veía era que alguien podía meter un pie allí y partirselo, pero jamás pensé que allí cabía un niño y eso no me lo voy a perdonar nunca".
"Se escucharon voces aterradoras", relata, describiendo el momento en el que se dieron cuenta que el niño se había caído al pozo. Serrano, cuenta, corrió al lugar de donde provenían las voces y descubrió que "el niño se había escurrio entre los dos bloques y había desaparecido".
"Desde ese día todo me da igual, lo que pase y lo que no pase. Yo tengo una niña que estaba jugando con Julen y ha sido él pero podría haber sido mi niña y eso no me lo voy a poder perdonar, no haber visto ese peligro allí", lamenta.