Seguramente, más de uno habrá escucha la escalofriante leyenda urbana de la bañera llena de hielo. Según esta, una noche de fiesta una persona te seduce y acabas accediendo a pasar la noche con ella. Al día siguiente, despiertas inconsciente en una bañera llena de hielo con una nota en el espejo que reza: "gracias por tu riñón", mientras compruebas alarmado que tienes una cicatriz en un lado del costado. Este tipo de historias, aunque espeluznantes, no dejan de ser leyendas urbanas que pretenden atemorizar a los invitados de una fiesta. No obstante, sí que existe una sórdida realidad alrededor del negocio de los órganos que es mucho más espantosa que los cuentos para no dormir.
Según denuncia la ONG Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos (DAFOH), el gobierno chino lleva acometiendo sustracciones forzosas de órganos a presos de conciencia durante más de 17 años. En datos recogidos, por la propia ONG y diversos informes; como el An Update to Bloody Harvest & The Slaughter, en este país se venden entre 60.000 y 100.000 órganos al año, procedentes casi en su totalidad de internos vivos, la mayoría practicantes de la disciplina espiritual perseguida, Falun Gong, aunque también se denuncian sustracciones a uigures, tibetanos y cristinaos. Todo ello suscitado por "un negocio redondo donde cada órgano alcanza hasta los 124.000 euros", en palabras de Carlos Iglesias, representante legal de DAFOH.
Aunque estos datos siempre han sido un secreto a voces, el tema vuele a colación con la celebración de la Cumbre sobre Tráfico de órganos y Turismo de transplantes, de la Pontificia Academia de las Ciencias del Vaticano. En esta, los asistentes chinos soprendieron a los participantes con lo que parecía una manifestación en abierto de que la extirpación forzada de órganos continúa en el país, a pesar de que en 2015 esta práctica quedó erradicada de forma oficial. No obstante, y según denuncia la DAFOH, no hay ninguna prueba oficial de que la normativa de 1984 sobre extracción de órganos a prisioneros ejecutados haya sido derogada. Así mismo, apuntan al hecho de que el número de trasplantes en China no haya disminuido, a pesar de que no poseen "un sistema de donaciones y distribución eficaz, transparente y ético".
Testimonios y confesiones
Estos datos no solo se basan en evidencias, sino que desde 2006 se llevan recabando pruebas documentales para destapar la sórdida realidad del negocio de órganos en China. El informe COSECHA SANGRIENTA, Informe revisado sobre alegados de extirpación de órganos a practicantes de Falun Gong en China, elaborado por David Matas y David Kilgour, ha recogido numerosos testimonios que así lo confirman. Entre las pruebas biográficas que se incluyen se encuentra la de Wang Bin, un practicante de la doctrina referida encarcelado como preso de conciencia. El informe relata como el cuerpo del hombre presentaba puntos de sutura que demuestran como abrieron el cuerpo para quitarle los órganos. Ante ello, la familia solicitó una explicación, y lo único que recibieron fueron la notificación de que se le había practicado una autopsia para verificar la causa de la muerte. Normalmente, las autopsias se reservan para los casos en los que la causa de la muerte es desconocida, pero en esta ocasión se sabía sobremanera que el motivo del fallecimiento había sido la tortura a la que había sido sometido. La incongruencia de este tipo de actos hace que quede patente el sórdido negocio que existe en el país. Así mismo, varios presos han relatado que se les realizan exámenes médicos y análisis de sangre periódicos, cuando sus condiciones de vida son insalubres y son sometidos a todo tipo de torturas. Preocuparse por la salud de alguien y luego mantenerlo en ese tipo de condiciones hace cuestionarse la veracidad del relato del gobierno chino.
El propio informe detalla como recabaron diversos testimonios del país, utilizando investigadores encubiertos. La mayoría de ellos lograron obtener confesiones de implicados. Uno de los participantes, "la Sra. M" logró una confesión del Buró de Seguridad Pública en Shanxi. El investigador fingía estar interesado por comprar un órgano, por lo que quería saber cuál era el proceso para obtenerlo. El hombre respondió que se elegían a los prisioneros saludables y jóvenes de la población carcelaria para ser donantes de órganos.
Antena 3 relata el testimonio de una víctima de sustracciones forzadas que logró huir del país y que se encuentra asilada en España: "Me forzaron a comer y me provocaron heridas en el estómago, boca y nariz. Me sujetaron con grilletes a la cama y no podía dormir", sentencia Chris Zhao.