Brenda Moulton y su hija, Kaylea, estaban disfrutando de unas vacaciones en la isla griega de Mykonos. Un día, paseando por la playa de Platis Gialos (famosa por sus costosos hoteles y restaurantes de lujo), entraron a tomar algo al DK Oyster Bar tras la insistencia de uno de sus empleados. Ambas estaban sedientas por lo que les pareció una gran oportunidad para descansar y refrescarse.
Al estar en la mesa pidieron un mojito cada una y un plato de patas de cangrejo. Sabían que resultaría algo caro pero no esperaban recibir la desorbitada cuenta que les llegó a la mesa. En la factura figuraba un gasto de consumición de 524 euros. Además, por si esto fuera poco, al cargo se sumaba una propina obligatoria de nada más y nada menos que 80 euros. En total, ambas estaban obligadas a pagar 604 euros.
"No volverás a tu país"
Como era de esperar, la madre estadounidense se negó a pagar la factura y le explicó a los camareros que "dos mojitos y dos patas de cangrejo no pueden sumar más de 600 euros". Sin embargo, parece que los empleados no estaban tan de acuerdo y uno de ellos comenzó a amenazarla asegurando que si no pagaba la cuenta no regresaría a EE.UU.
"Entonces me dijo, textualmente: Voy a llamar a la policía. Te retendrán aquí y no volverás a tu país. Podemos encontrar fácilmente dónde vives", contó Moulton a un periódico griego. Finalmente, y sintiéndose bastante obligadas, madre e hija accedieron a pagar la cuenta y abandonar inmediatamente el restaurante. Ambas se quedaron fuera para avisar a otros turistas de los precios abusivos que había en él.
Después de lo sucedido, ambas mujeres emprendieron acciones legales contra el establecimiento. Marizanna Kikiri, la abogada de Moulton, aseguró que sus clientas "sufrieron amenazas y un trato injusto y vejatorio por parte del restaurante". Y parece que no han sido las únicas. En las reseñas del restaurante figuran comentarios como: "Los insistentes camareros te engañarán para que pagues una factura más alta... y te intimidarán para que la pagues". Asimismo, otra afirmó que su cuenta "superó los 430 dólares (402 euros) por un par de bebidas mal preparadas".
