El caso protagonizado por Jennifer Hart y su esposa Sarah ha conmocionado a todo Estados Unidos. Esta pareja de madres californianas habían abusado repetidamente de sus seis hijos adoptivos durante años hasta que finalmente los asesinaron y ellas se suicidaron. Pero todo esto había pasado desapercibido hasta ahora: las autoridades creyeron en un primer momento que todos habían sido víctimas de un accidente de tráfico. Nadie pensó jamás todo lo que se ocurría detrás de aquel suceso.
Los primeros indicios, ciertamentamente, apuntaban a la hipótesis de una tragedia involuntaria. La autopsia registró restos de alcohol en el cuerpo de Jennifer y difenhidramina, un sedante, en el de Sarah, tal y como asegura The New York Times.
Premeditado
Como hemos comentado, este trágico suceso, ocurrido el 25 marzo de 2018, se tomó como un accidente de tráfico y ahora ha dado un giro de 180 grados. Todo esto ha sucedido cuando un jurado de California ha dictaminado que no fue accidente sino un hecho provocado por el matrimonio. Los miembros han obligado a cambiar de la denominación del delito: en el caso de las mujeres, de "accidente" a "suicidio"; y en lo referente a los hijos adoptivos, como "homicidio".
El auto final ha esclarecido que Jennifer, bajo los efectos del alcohol y Sarah, bajo los efectos de tranquilizantes, decidieron acabar con su vida y la de sus hijos adoptivos (bajo las influencias de las mismas pastillas) sacando su coche de la carretera para precipitarse por un acantilado. Un plan premeditado, en parte, por culpa de las graves denuncias de abusos sobre sus hijos que pesaban sobre ambas.
Una tragedia evitable
La dura realidad es que la inoperancia del sistema estadounidense no pudo evitar una tragedia que se veía desde lejos. Unas alarmas que ni siquiera supieron interpretar los cinco estados que se encargaron de las adopciones y de las respectivas denuncias que interpusieron contra ambas mujeres. Nadie había actuado ante las alarmas que habían lanzado sus familiares, amigos y vecinos y que comenzaron prácticamente dos años antes del terrible suceso, según cuenta la CNN.
La realidad de Markis, Abigail, Devonte, Hannah, Ciera y Jeremiah era muy distinta a la que mostraban en redes sociales. Lo que ocurría en la intimidad era una cosa bien diferente, según las denuncias: abusos físicos y psicológicos, racismo -dos de sus hijos tenían la piel de otro color- y acusadas de matar de hambre a sus niños. Nadie actuó a pesar de todos las denuncias y de la gravedad del suceso: las autoridades llegaron demasiasdo tarde.
Los abusos se habían producido, al menos, desde 2008
Las primeras denuncias llegaron en 2008 cuando uno de los pequeños se quejó a un adulto por los abusos que recibía. El niño decía que Jennifer le había golpeado en el brazo, pero el juez decidió cerrar el caso por falta de pruebas. En 2011, según explica CNN, Sarah admitió a las autoridades que había herido a una de sus hijas tras golpearla contra la bañera. Este último incidente llevó a la familia Hart a trasladarse de ciudad.
Sin embargo, su mudanza a Woodland, en Washington, no alejó y ahuyentó lo que realmente estaba ocurriendo dentro del hogar de los Hart. Sus hijos adoptivos seguían quejándose a vecinos y amigos de los constantes abusos de sus madres adoptivas. Ahí entra Bruce DeKalb, un vecino que afirmó que los niños habían llamado a su puerta pidiendo ayuda y comida.
Según explica CNN, la familia iba a recibir la visita de los Servicio de Protección Infantil de Washington dos días antes del trágico suceso, para comprobar el estado de los seis niños debido al aviso de DeKalb. Este hombre les había contado todo lo que los hijos adoptivos de la familia Hart le transmitieron de su deplorable situación.
Jennifer y Sarah Hart, tras enterarse de la visita de los Servicios de Protección Infantil, decidieron recoger sus cosas y salir inmediatamente rumbo a California. Entonces, en mitad del trayecto decidieron sacar su coche de la carretera y lanzarlo hacia un acantiladoprovocando la muerte de toda la familia. Ahora, un años después, lo que se pensó que era un fatídico accidente se ha convertido en un suicidio y en un homicidio.
La investigación
Las autoridades que entraron por primera vez en la casa de los Hart, según explica CNN, encontraron un hogar "limpio, ordenado y recién remodelado" y donde apenas había decoración -solo en las zonas comunes y en las habitaciones de Jennifer y Sarah-. Mientras en las habitaciones de los hijos adoptivos se "encontraban vacías", afirmó uno de los investigadores del caso.
Los agentes de policía, un años después, siguen buscando el cadáver de Devonte, uno de los hijos del matrimonio. Las autoridades, en primeras instancias, consiguieron identificar los cuerpos sin vida de Jennifer y Sarah Hart y a dos de los niños. Semanas después encontraron el cadáver de Ciera al norte del lugar del suceso y, un año más tarde, a través de unos restos encontrados se identificó que pertenecían a Hannah.