Decía Freddie Mercury en su última canción que el show debía continuar. Y eso parece decir el panorama político español. Y es que, si creías que, tras siete elecciones en tres años (entre ellas, una repetición de las generales), te sentirías vacío y perdido en un 2017 de oasis electoral: ¡Sécate las lágrimas! Porque los partidos, exhaustos de pelearse con sus adversarios políticos, han decidido remangarse y dedicarse a las batallas internas en un año que promete tener más puñaladas que ninguno otro en la historia reciente del país. ¿Por qué? Básicamente porque hay más partidos en el foco que nunca y menos espacio para todos.
De hecho, de las cuatro candidaturas con más votos en las últimas elecciones generales, tan sólo Izquierda Unida (que se engloba dentro de Unidos Podemos) llevó a cabo su congreso en 2016, con el resultado que todos conocemos: Alberto Garzón, nuevo coordinador federal de la organización. Sin embargo, Podemos, Ciudadanos, PP y PSOE, han dejado para después de un ciclo electoral que parecía eterno unos congresos que amenazan con ser históricos.
1 PSOE (17 y 18 de junio)
Con permiso de Podemos, el congreso del PSOE es posiblemente el que más interés despierta. Y es que el partido vivió un intenso 2016 que le llevó a cosechar, de forma consecutiva, los peores resultados de la organización en 135 años de historia: La dimisión de Pedro Sánchez (forzada por determinados barones socialistas, con Susana Díaz al frente), la decisión de colocar a una gestora a la cabeza o la controvertida decisión de abstenerse en la investidura de Rajoy, permitiendo así su proclamación como presidente del gobierno, son algunos ingredientes de un congreso que amenazará con ser de todo menos amigable. Por si esto fuera poco, la intencion manifiesta de Sánchez de recuperar la secretaría general -apoyado por los denominados "críticos"-, la ambigüedad de Susana Díaz sobre si se presentará a la elección, el paso al frente de Patxi López presentando su candidatura y la pasividad de la gestora a la hora de poner fecha a un congreso que será vital para la formación, añadieron leña al fuego.
Con este escenario, el Comité Federal trató de apaciguar los ánimos aprobando este sábado la propuesta de la gestora de llevar a cabo el congreso los días 17 y 18 de junio. Lejos de ello, los críticos siguen inconformes: Exigen que el congreso no sea después de mayo. ¿Por qué? Porque es probable que Rajoy presente a votación los Presupuestos Generales del Estado de 2017 en los meses de marzo o abril, para los cuales necesita el apoyo del PSOE. Presupuestos que el portavoz de la gestora socialista ha anunciado que no apoyarán con un "99,99%" de probabilidad. Por ello, y si el PSOE no da luz verdes a los presupuestos de los populares, nos encaminaríamos en torno al mes de mayo a unas nuevas elecciones generales, las terceras en menos de año y medio. Sin embargo, pese a esta necesidad de urgencia que plantean los críticos, lo cierto es que, de no asegurarse el apoyo del PSOE, Rajoy podría atrasar la votación hasta septiembre, cuando presentara los Presupuestos de 2018. Conociendo la tranquilidad del gallego para estos menesteres, no parece que el tiempo sea el mayor de los problemas para un partido que, en plena caída libre, amenaza con una guerra entre los tripulantes de un vuelo que promete convertirse en no apto para cardíacos.
2 Podemos (10, 11 y 12 de febrero)
Si comentábamos que los riesgos del PSOE balanceaban entre un nuevo declive electoral y una lucha fraticida que no dejara títere con cabeza, estilo Revolución Francesa guillotillando a sus autoritarios líderes, en Podemos tan sólo parecen sufrir la amenaza de uno de los dos males: las luchas internas. Pero, ¡menudas luchas!
Si en el partido con sede en Ferraz la batalla se situaba entre "críticos" (en su mayoría militantes de base o cuadros intermedios del partido) y cúpula (los barones con más poder dentro del PSOE), en el caso de Vistalegre II, lo que se divisa en el horizonte es una verdadera lucha de poder entre los dos gallos del corral morado: Pablo Iglesias contra Íñigo Errejón, con los Anticapitalistas como unos invitados que pueden inclinar la balanza en uno u otro sentido.
Estas batallas, que han convertido el congreso del partido púrpura en, posiblemente, el más mediático de los cuatro, tienen un evidente carácter de luchas de poder: aunque Íñigo Errejón se mantiene firme al asegurar que no disputará el liderazgo a Iglesias, está en juego una batalla ideológica que definirá la correlación de fuerzas en el seno de Podemos a la hora de determinar una estrategia política y electoral. Iglesias, más próximo a tesis típicamente izquierdistas, contrasta con el populismo de un Errejón obcecado en seducir a aquellos que no se identifican con la izquierda tradicional; los anticapitalistas, liderados por el eurodiputado Miguel Urbán, usarán la crítica a la jerarquización y centralismo de Podemos como caballo de batalla.
Una batalla que, lejos de la elegancia de un debate intelectual, ya ha obligado al líder de Podemos a pedir disculpas por avergonzar a sus votantes tras una disputa en Twitter en donde partidarios de Iglesias utilizaron el hashtag #IñigoAsiNo. Recientemente, Errejón ha acusado de "inmadurez" a los pablistas.
3 PP (10, 11 y 12 de febrero)
Sí, a la vez que se lleve a cabo Vistalegre II, el Partido Popular estará con su propio congreso. La idea, cómo no, fue de Pablo Iglesias: "Así se pueden comparar dos proyectos de país completamente distintos", explicó.
Y, efectivamente, la realidad de ambos congresos es radicalmente distinta: lejos del histrionismo de Podemos, en el PP han seguido fieles a la estrategia de llamar la atención lo menos posible. De hecho, tan sólo ha habido dos notas discordantes alrededor de dicho conngreso, y tienen nombre propio: José María Aznar y Cristina Cifuentes.
El primero, siempre polémico, se ha desmarcado casi totalmente del PP, desvinculando su fundación, FAES, del partido que presidió. Además, renunció a la presidencia de honor del partido e, incluso, se rumoreó con un retorno de Aznar como cabeza de una nueva agrupación política, a la que en El Español se atrevieron hasta a poner cifra: 4ª fuerza con un 15% de los votos, superando a Ciudadanos y robando al PP 1 de cada 5 votantes. Sin embargo, esta posibilidad fue descartada por el propio ex presidente, y parece que, si bien no va a hacer las paces con el actual líder del PP, Mariano Rajoy, tampoco va a torpedear el congreso.
Cifuentes, por su lado, ha sido la única voz mínimamente discordante dentro del PP al pedir unas primarias entre los militantes para elegir al nuevo líder del partido. Actualmente, los militantes tan sólo eligen a 2.565 de los 3.128 compromisarios que escogerán al próximo presidente del PP. Aunque Cifuentes ha contado con aliadas como la número uno del PP valenciano, Isabel Bonig, la respuesta de la cúpula ha sido hacer como si oyeran llover. Como mucho, la han acusado indirectamente de querer podemizar el partido. Ella, lejos de polemizar con el tema primarias ha aclarado que abría el debate para "reforzar a Rajoy".
Aznar y Cifuentes aparte, el nuevo congreso, vendido por miembros del PP como Pablo Casado como un importante congreso de renovación del partido, supondrá cambios muy pequeños en los estatutos, incluso en materia de corrupción, cuestión que explica enormemente la bajada de votos del partido con respecto a 2011.
4 Ciudadanos (4 y 5 de febrero)
¿Alguien sabía que Ciudadanos tiene congreso el 4 de febrero? Exacto: nadie. Y eso que es el primer partido de los cuatro principales que celebra su congreso estatal. Precisamente es esto lo que preocupa al partido naranja y que marcará gran parte del cónclave liberal: el miedo a la marginalidad. Y es que, si el PP logra el apoyo del PSOE, no necesitará de Ciudadanos más que un voto a favor a sus presupuestos de forma anual. Y, si el PSOE decide ser la oposición al PP, de nada valdrá el apoyo de Albert Rivera y los suyos. Es decir, esta legislatura Ciudadanos se presenta como poco o nada trascendental.
Como previsiblemente ocurra en el PP y Podemos, nadie peleará la dirección del partido a un Rivera que lleva ya con éste 11 años al frente de Ciudadanos, pese a que defiende que los presidentes del gobierno no puedan encadenar tres legislaturas consecutivas. Y ésta es la idea de cara al congreso: presentar la unidad de un partido como oposición a las puñaladas fraticidas de podemistas y socialistas. Sin embargo, los críticos ya han denunciado un "fraude masivo" de cara al congreso: las 20 enmiendas debatidas serán escogidas (de un total de 900) por unos grupos de trabajo de los que no se sabe nada. Además, desde TransCsparencia -el grupo de críticos de Ciudadanos- se critica que se decida dejar de lado definitivamente la socialdemocracia en favor del liberalismo sin consultarlo con las bases.
Este año, como vemos, no pinta aburrido para ninguno de los espectros políticos: ¡Habemus elecciones (internas)!