El Dos de Mayo marca un momento clave en la historia de España, concretamente en el año 1808. Este día, el pueblo de Madrid se levantó en armas contra las fuerzas francesas, desencadenando una serie de eventos que sacudirían los cimientos del dominio napoleónico en España. Comenzaba ese día la Guerra de la Independencia, que duró hasta 1814.
El inicio del conflicto se remonta a cuando Napoleón Bonaparte, persuadió a Carlos IV de España para obtener el respaldo en la conquista de Portugal, bajo el pretexto de repartir el territorio. Carlos IV y su hijo, el futuro Fernando VII, accedieron, ignorando las verdaderas intenciones de Napoleón.
La entrada de tropas francesas en España fue el primer paso de la invasión planeada. Mientras tanto, los monarcas españoles se encontraban en Bayona, Francia, donde Napoleón los mantenía bajo su control. Con astucia, el emperador francés desplegó su ejército en territorio español, preparando el terreno para su ocupación.
La prolongada presencia de las tropas francesas, reveló las verdaderas intenciones de Napoleón. El intento de secuestrar al infante Francisco de Paula, hijo menor de Carlos IV, evidenció las intenciones imperiales. La chispa de la resistencia estalló frente al Palacio Real de Madrid la noche del 1 de mayo, desencadenando una rebelión popular que se propagó rápidamente por toda la ciudad en horas posteriores.
La presencia prolongada de las tropas francesas agitó el descontento entre la población. El plan de Napoleón de apoderarse del joven príncipe, visto como una maniobra para controlar la sucesión al trono español, desató la ira de los madrileños. En un acto de valentía y determinación, la gente se congregó frente al Palacio Real para protestar contra la injerencia extranjera y defender la integridad de la monarquía española.
Héroes anónimos que lucharon por la libertad
Destaca aquí el nombre de una persona que actualmente bautiza calles, plazas y centros de toda España: Manuela Malasaña, una joven madrileña que vivía en el barrio de Malasaña, en Madrid. Se dice de ella que participó activamente en la defensa de la ciudad, barricando calles y suministrando municiones a los rebeldes.
Aunque su papel específico en los eventos del levantamiento del 2 de mayo no está completamente documentado, su nombre ha perdurado en la memoria colectiva como uno de los muchos héroes anónimos que lucharon por la libertad de España en ese momento crucial de su historia.
Las represalias por las revueltas desencadenaron una respuesta implacable por parte de las tropas de Napoleón. Al día siguiente, los líderes principales que se habían opuesto a la invasión fueron ejecutados por fusilamiento en la montaña de Príncipe Pío y el Templo de Debod. La brutal represión desató una profunda indignación y condujo a la Guerra de Independencia, que culminó con la expulsión de las fuerzas francesas del suelo español.
Los vestigios de la rebelión, perduran en varios puntos de la ciudad. Por una parte en arte, ya que Francisco de Goya fue el encargado de plasmar en pintura "Los fusilamientos del Tres de mayo" y "La lucha de los mamelucos"; por otra, en la Puerta de Toledo y la Plaza del Dos de Mayo en Malasaña, el lugar donde se celebran estas fiestas.
