Los cóndores de California son animales que llevan varios años en peligro de extinción. En el San Diego Zoo Wildlife Alliance realizan estudios genéticos desde hace tres décadas para determinar su parentesco con los polluelos y sus progenitores.
En uno de los análisis, sin embargo, se encontraron con una sorpresa: había una pareja de individuos descendientes cada uno de una hembra pero, nunca, de ningún macho. Por ello, se consideraba que eran siempre huérfanos de padre.
Los científicos que trabajan en este centro pensaron que podría tratarse de un error, motivo por el que repitieron el procedimiento en varias ocasiones. Pero los resultados fueron iguales: ambas habían tenido a sus descendientes por partenogénesis, definida como la reproducción asexual en la que las hembras pueden reproducirse sin la contribución de un macho.
Llama la atención este caso, porque las madres habían convivido con ejemplares de distinto sexo y se habían reproducido con ellos previamente. El descubrimiento, ahora publicado en Journal of Heredity, supone el primer caso de parteogénesis en cóndores y el primero de cualquier especie aviar donde la hembra tuvo acceso a un macho.
Para comprender este fenómeno, cabe destacar que los huevos no son fertilizados por espermatozoides, sino que hay una duplicación de material genético de la hembra, que contribuye a la producción del polluelo. Además, hay dos tipos: obligada (la viven los lagartos, por ejemplo, cuando es exclusivamente sin vía sexual, excepto una primera ocasión) o facultativa (cuando existe vía sexual y, también, asexual, sin que se comprenda qué sucede exactamente).
Qué implica
Los expertos señalan los riesgos de este tipo de reproducción entre las ave, sobre todo para la salud de los pequeños. El caso que se contempla en el estudio es un ejemplo. La primera de las aves nació en 2001 en el Zoo de San Diego y la segunda en el Zoo de Los Ángeles en 2009. Ambas murieron a iban edad temprana (la primera con solo dos años), cuando la esperanza de vida ronda los 60 años. Tenía una forma física débil, cuerpo de pequeña estatura y poco peso. El segundo ejemplar vivió hasta los ocho años, era pequeño, tenía escoliosis y un comportamiento más dócil. Nunca fue liberado.
Hay más de 80 especies en las que existe la partenogénesis y todavía no se han descubierto todas las condiciones necesarias para que se produzca. En el caso de la partenogénesis obligada, se cree que surge del momento en el que una hembra se encuentra con un macho y, a partir de ahí, se produce ese proceso en el que se da lugar a una especie de clon y se permite la ausencia de más machos a lo largo de su vida reproductiva.
En el caso de la facultativa, hay menos consenso. Se cree que puede ser por un problema de déficits poblacionales en ciertas especies o como una vía de la naturaleza para asentar nuevas especies en diferentes lugares, pero no faltan expertos que califican de aberración este hecho. En cuanto a la resistencia a los nuevos contextos, cabe destacar que la variabilidad genética es muy limitada, lo que se supone que aporta un colchón de resistencia, pero la mayoría de descendientes son machos, lo que limita enormemente la capacidad de continuar con nuevas generaciones de la especie.