Más de dos meses después de su desaparición, los investigadores mantienen la principal hipótesis del caso: que Tomás Gimeno se lanzó al mar para quitarse la vida con un cinturón de plomo como lastre para asesinar a las pequeñas.
Actualmente, sin encontrar el cuerpo de Gimeno, es imposible declarar su fallecimiento, por lo que oficialmente consta como desaparecido y la orden de búsqueda internacional sigue activa. Sin embargo, los investigadores pierden la esperanza de hallar su paradero.
El cuerpo, en la actualidad, sería "todo hueso", según relata el jefe por 33 años del Servicio Marítimo y los especialistas de los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS), Juan Ortega Machín, al diario ABC.
"Como todo cuerpo, la fallecer, se produce la acción bacteriológica interna, se empieza a descomponer internamente [...] el cadáver de Tomás Gimeno muy posiblemente hace tiempo que está limpio y en los huesos", relata al citado medio.
Y añade: "Depende mucho de factores como la temperatura del mar, que a esa profundidad puede rondar los 2 a 4 grados y eso ralentiza un poco la descomposición", pero "en un mes tranquilamente podría ser un esqueleto". Por ello, concluye, ahora mismo "hay huesos y pronto, ni eso".
La hipótesis de la Guardia Civil
Según la hipótesis que maneja la Guardia Civil, Tomás Gimeno se lanzó al mar con las botellas de oxígeno tipo biberón lastrado a un cinturón de plomo, por lo que actualmente "está expuesto a todos los agentes del exterior".
A la profundidad en la que se encuentra, en torno a los 1.000 metros, la presión es de 101 atmósferas, "por lo que los gases no se manifiestan y por eso el cuerpo no sube a la superficie", por lo que "sigue la descomposición natural del organismo" hasta "dejarlo en los huesos".
En cuanto al caso de Anna<i>, "las posibilidades también son muy remotas", ya que a pesar de que está protegida de agentes externos por la envoltura plástica, "es muy complicado" encontrar el rastro a estas alturas, valora.