Según el último informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), ya se ha confirmado que más de la mitad de los acuíferos del Parque Nacional de Doñana se encuentran en estado de "alarma". Y esto no es solo por la sequía, sino que entra en juego otro factor importante: la contaminación, que está haciendo que el estado del parque empeore por momentos.
La situación crítica en cuanto al nivel de agua es algo que se ha repetido todos los meses de verano desde el año 2010, que fue el último año en el que las precipitaciones estuvieron por encima de la media. Los expertos recomiendan que, en vez de buscar una solución para la escasez de agua, se realice una "gestión más adaptada a las condiciones climáticas actuales".
Aguas contaminadas
Se han hecho 107 mediciones en 95 puntos diferentes de la zona, y se ha confirmado que los acuíferos de Almonte o Rocina se encuentran en "mal estado químico". Esto quiere decir que las aguas que se filtran al acuífero están contaminadas de químicos y fertilizantes. Según la CHG, este problema tiene que ver con la actividad agraria y con la mala depuración de las aguas fecales de los entornos urbanos, que también son filtradas al acuífero.
Según el responsable de la oficina técnica de SEO Birdlife en Doñana, Carlos Dávila, la "ausencia de controles" en los productos filosanitarios utilizados en los regadíos, además de en la depuración de aguas fecales, son los responsables de la situación, que ya es "difícilmente reversible, ya que es casi imposible anular la contaminación del acuífero". "El problema es que Doñana está a un paso de convertirse en una carca maloliente" asegura.
El problema de los fertilizantes es que, si bien en principio no perjudican al hombre, su concentración en gran medida hace que aumente la cantidad de algas y microorganismos, hasta el punto en que las algas podrían formar un manto en el agua, haciendo que la luz no entre y aumentando su toxicidad por reducir los niveles de oxígeno. Este proceso, llamado eutrofización, se caracteriza por el uso de nitrógeno y fósforo en la agricultura intensiva. Esto puede provocar un "equilibrio ecosistémico quebrado que afectaría a anfibios, invertebrados, peces y hasta aves", afirma Dávila. Las aguas subterráneas "no son entes independientes, sino que están interconectadas, con lo que estamos vertiendo toxicidad al fondo".
El director del Parque Nacional de Doñana, Juan Pedro Castellano, afirmó a El Confidencial que la sociedad debería preocuparse por la "tendencia" que tiene la laguna a "secarse en periodos cortos" en lugar de buscar trasvases a otros lugares. En cuanto a la flora, sin embargo, muchas plantas se han adaptado a los periodos de bajas precipitaciones, por lo que mantienen su buen aspecto anterior al incendio que asoló parte del lugar en 2017.
Sin soluciones aparentes
El portavoz de la Junta de Andalucía y Consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, Ramón Fernández-Pacheco, ha afirmado que el informe técnico de la CHG "es de todo menos objetivo y técnico" y está "cargado de subjetividad en el marco de los intereses políticos de un determinado partido".
Según Castellano, "tanto fiarse únicamente del conocimiento tradicional del campo como centrarse solo en informes científicos no es bueno". Por su parte, el Gobierno de Andalucía tiene previsto destinar alrededor de 18 millones de euros para la restauración de la zona afectada por el incendio de 2017. Al menos 10 millones ya se han utilizado para la replantación de unas 25 especies autóctonas diferentes, entre otras medidas.
Los ambientalistas de WWF exigen a la Junta de Andalucía que "abandone la inacción" y aplique la Ley vigente. Esto se refiere al Plan Especial de Ordenación de Regadíos de la Corona Norte Forestal de Doñana. Instan también a MITECO a aumentar la vigilancia para evitar "la impunidad" que existe en varias hectáreas ilegales del entorno de Doñana.