El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una norma con la que limitar de nuevo la ley sanitaria de Obama y permitir que las empresas nieguen a sus empleados la cobertura de métodos anticonceptivos por motivos religiosos.
La nueva norma, por tanto, dejará a unas 120.000 mujeres, según estimaciones del Departamento de Salud, sin acceso a estos métodos que, por otro lado, también suponen una barrera para impedir otro tipo de infecciones de carácter sexual. El Ejecutivo se defiende asegurando que el 99,9% de las personas continuarán con el acceso gratuito.
Con esta iniciativa, Trump continúa hacia adelante con sus planes para derogar el ObamaCare, una ley del expresidente demócrata que pretendía universalizar el acceso al sistema sanitario para todos los estadounidenses. Muchos de ellos, ahora, se verán sin unos mínimos fundamentales para tratar dolencias graves como el cáncer.
La decisión del mandatario ha provocado multitud de críticas, voces que alertan del peligro de que aumenten los embarazos no deseados que, desde el siglo XX, han ido descendiendo por la generalización del uso de estos métodos. También habrá una ofensiva legal: la Unión para las Libertades Civiles en América y el Centro Nacional de Leyes de la Mujer ya han anunciado que demandarán al Ejecutivo.
Los colectivos católicos más conservadores, mientras tanto, se han mostrado encantados con la medida, y aseguran que podrán "finalmente estar protegidos" ante la "innecesaria y divisiva guerra cultural" del Gobierno de Obama.
En cuanto se apruebe la norma, todas las empresas que se opusieron al decreto de Obama podrán acogerse de manera inmediata a la norma, como por ejemplo la cadena de tiendas de artesanía Hobby Lobby, dirigida por cristianos evangélicos y que ya habían denunciado la ley de Obama.
Los expertos calculan que los estadounidenses se han podido llegar a ahorrar un total de 1.400 millones de dólares tan sólo en anticonceptivos orales, que ahora deberán de pagar de su bolsillo, con el consiguiente problema: muchos no podrán hacerlo. Continúa la era Trump.