Durante décadas, Afganistán ha ocupado el papel predominante como principal proveedor mundial de opio, la materia prima para la producción de heroína.
A pesar de los esfuerzos infructuosos de la comunidad internacional para frenar la economía relacionada con las drogas en Afganistán, la cual representó al menos el 14% del PIB del país en 2021, no fue sino hasta la vuelta de los talibanes al poder en agosto de 2021, tras la retirada de Estados Unidos, que el antiguo anhelo de Occidente finalmente se materializó: la minimización del cultivo de opio.
Lo que a primera vista podría considerarse un progreso no lo es tanto, teniendo en cuenta que no hay alternativas económicas para la población afgana. Los representantes de la ONU han afirmado que la drástica disminución ha generado consecuencias humanitarias inmediatas para los agricultores que dependían de los ingresos derivados de la producción de opio. Esto está generando graves daños socioeconómicos para la población y consecuencias negativas para la salud pública a nivel global.
No obstante, "esto presenta una oportunidad real para lograr resultados a largo plazo contra el mercado ilícito del opio y el daño que causa tanto a nivel local como global", ha asegurado la directora ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Ghada Waly.
Afganistán llegó a ser responsable de más del 80% de la producción mundial de opio. La heroína derivada del opio afgano representaba incluso el 95% del mercado europeo. Sin embargo, en abril de 2022, el líder supremo talibán, Haibatullah Akhundzada, emitió un decreto que prohibía estrictamente el cultivo de amapola, la planta de la cual se extrae el opio.
El motivo que se expuso eran los efectos nocivos y que iba contra sus creencias religiosas: "A cualquiera que viole la prohibición se le destruirá su campo y será sancionado según la ley Sharia".
Impacto económico en Afganistán
Según la empresa consultora Alcis, la reciente prohibición del opio ha generado pérdidas económicas estimadas en 1.300 millones de dólares para la economía afgana. Además, se han perdido alrededor de 450.000 empleos únicamente en el sector agrícola, sin contar las pérdidas económicas adicionales que se prevén en el futuro.
Esto ocurre mientras la mayor parte del presupuesto de los talibanes se destina al financiamiento de su maquinaria militar y de seguridad, dejando a la población afgana en una situación precaria y preocupante.
En torno al 90% de la población en el país se encuentra actualmente atrapada en la pobreza. La ayuda humanitaria ha sido crucial para evitar que los afganos padezcan hambre, pero este año ha experimentado una disminución significativa, reduciéndose en al menos 1.000 millones de dólares con respecto a los 3.000 millones proporcionados en 2022.
Muchos agricultores afganos, que han perdido con el opio su medio de sustento, han optado por cultivar trigo aunque genera muchos menos ingresos que el opio.
Fentanilo en Europa
Si la prohibición persiste y, aproximadamente en un año, Europa enfrenta una escasez de heroína, existe el riesgo de que surja una epidemia de fentanilo. Hasta el momento, los laboratorios han estado produciendo metanfetamina, la droga más potente del mundo, pero pueden cambiar fácilmente al fentanilo. Esta droga está tan presente que ha desencadenado en América del Norte la epidemia de droga más letal de la historia.