La catástrofe humanitaria vivida en la valla de Melilla se ha tornado en una auténtica vergüenza para las autoridades españolas. Las cifras oficiales solo confirman 23 personas muertas, la mayoría por asfixia, según la versión de la policía marroquí, pero las organizaciones humanitarias elevan esas cifras hasta 37 vidas humanas.
La ratonera en la que se convirtió la frontera, una valla que muchos seres humanos buscan cruzar para huir del hambre, la miseria y la violencia tras haber transitado miles de kilómetros en condiciones infrahumanas, se tornó en un auténtico infierno. "Todo era sangre, piel desgarrada, pies rotos, manos rotas..", relatan varios testigos al diario El País.
Quienes permitieron esta situación son las autoridades marroquíes y españolas. En España, gobierna un PSOE que en el pasado criticó al Gobierno de Mariano Rajoy por practicar las devoluciones en caliente y una política migratoria excesivamente restrictiva al considerar que violaba los derechos humanos. Hoy, Pedro Sánchez ha felicitado a las autoridades de Marruecos y a la Gendarmería por cómo han 'resuelto' la situación.
De hecho, 'el Pedro Sánchez' del pasado parece haber virado a políticas más propias de los socialdemócratas daneses, donde su presidenta, Mette Frederiksen, fue incluso pionera en proponer el envío de solicitantes de asilo a Ruanda y otros países africanos, la misma política por la que ahora apuesta Boris Johnson.
Pedro Sánchez no llega a tanto (al menos por ahora), pero sus declaraciones sobre lo sucedido en Melilla bien podrían haber sido pronunciadas por Santiago Abascal en un mitin encendido de VOX: "Ha sido un asalto violento, bien organizado, bien perpetrado y en este caso, yo creo que bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad, tanto de España como de Marruecos".
En las declaraciones del presidente se encuentra como trasfondo el acuerdo firmado entre España y el reino alauí en materia de cooperación. España mantiene la única frontera sur terrestre de la UE en territorio continental africano y el mantenimiento territorial sobre todo de Melilla necesita de algún tipo de colaboración con nuestro vecino. El problema es que el respaldo a la violación de los derechos humanos más fundamentales es una línea roja que debería hacerse cuestionar el precio que se está pagando por dicho acuerdo.
Por otro lado, quizás las elecciones andaluzas parecen haber dejado al PSOE en una encrucijada en la que necesita buscar rumbos por los que localizar caladeros de votos por los que recuperar un electorado que le hace fugas en todos los sentidos. El voto obrero ya se está yendo a la ultraderecha en el extranjero y en España parece hacerlo en determinadas zonas aunque de manera residual, pero parece dudoso que en aquí esta sea la estrategia más beneficiosa, la violación de los derechos humanos más fundamentales, la vida de seres humanos que simplemente buscaban un futuro.
El papel de Podemos
Mientras esto sucede, Podemos ha pedido investigar las muertes en el salto de Melilla, pero su papel ha sido secundario. Llama la atención, ya que el partido morado sí ha mantenido una posición mucho más elevada en otras cuestiones como el envío de tropas a Ucrania o la cumbre de la OTAN.
Resulta curioso que la formación de Ione Belarra mantenga este papel cuando Pedro Sánchez ha emulado literalmente el discurso de la extrema derecha en una cuestión tan sensible como los derechos humanos tras la pérdida de 37 vidas humanas.
Con todo esto, por el momento no se han depurado responsabilidades y el acuerdo de España con Marruecos ha supuesto costes históricos, como el abandono del pueblo saharaui a su suerte, el deterioro de las relaciones con Argelia y la violación de múltiples derechos humanos en nuestras fronteras.
