Dinamarca estrena con una multa una nueva ley que entró en vigor el pasado miércoles 1 de agosto y que prohíbe llevar el rostro descubierto en lugares públicos. Bajo esta premisa, esta ley incluye todo tipo de elementos accesorios que tapen la cara, incluyendo las barbas postizas, a menos que sea en una festividad como carnaval. No advierte explícitamente nada relacionado con el velo islámico, y este tipo de normativas no específicas dejan libertad a las autoridades para interponer castigos, y así ha ocurrido con una mujer que vestía un niqab en Copenhague.
El niqab es un tipo de velo religioso que oculta todo el rostro, pelo y cuello, dejando sólo a la vista los ojos. Es diferente al burka, que cubre también los ojos, y también al hiyab, que solo tapa el pelo y el cuello y no entraría, por tanto, dentro de esta ley. Como decíamos previamente, sí está permitido llevar el rostro descubierto cuando el propósito es "conocido", como equipos de trabajo o disfraces de carnaval.
Esta primera multa ocurría a raíz de un incidente en un centro comercial, donde se había iniciado una disputa entre dos mujeres. Según la agencia de prensa danesa Ritzau, una mujer había intentado quitarle el niqab a otra, aunque al aparecer las autoridades fue esta última la que recibió sanción. Se le ofreció quitar el niqab o abandonar el centro comercial, y según comentó un portavoz de los cuerpos del orden que intervinieron en el incidente, ella decidió marcharse. Aun así, la mujer fue informada de que recibiría en su hogar una multa de 1.000 coronas, que son 134 euros, que se duplicaría si no paga en un plazo determinado. Las sanciones económicas asociadas a esta ley podrían ascender a las 10.000 coronas o 1.340 euros.
Reacciones en contra de la islamofobia y de esta ley
La comunidad musulmana de Dinamarca, así como grupos de mujeres que utilizan el niqab y el burka, se ha mostrado muy descontenta con esta medida. Así mismo, grupos a favor de los Derechos Humanos, como la ONG Human Rights, han denunciado el carácter discriminador de esta normativa. Además, leyes similares han sido aprobadas en otros países europeos, poniendo en riesgo la convivencia. Algunas de las mujeres que han protestado por esta iniciativa, pertenecientes a la asociación "Mujeres por el Diálogo" que organizaron una marcha con sus rostros tapados, declararon que si se quitan el niqab quieren que sea por decisión propia, y no por imposición del gobierno.
Las medidas punitivas contra los velos musulmanes son tomados como una vía de liberación de las mujeres, cuando en realidad significan una triple discriminación contra ellas: una, por las razones culturales de utilizar estos elementos religiosos; otra, por la islamofobia que subyace a todo tipo de medidas contra el velo, y la tercera, porque dentro de la comunidad musulmana, ellas son las señaladas con el dedo en esos espacios públicos. Además, las tratamos como si todas las mujeres con velos islámicos fueran similares, un colectivo homogéneo. ¿Eso es protegerlas? ¿Necesitan en verdad protección o las estamos despojando de humanidad y autonomía? ¿Acaso la cultura patriarcal no está influyendo en las decisiones de las mujeres no musulmanas? ¿Es que nos creemos las más libres?