El primer ministro de Italia, Mario Draghi, presentó ayer por la tarde su dimisión tras las desavenencias con el Movimiento 5 Estrellas a cuenta de un decreto para paliar los efectos de la inflación.
Draghi preside un gobierno de concentración nacional que, en estos momentos, aglutina a todos los partidos con la única excepción de Fratelli d'Italia, liderado por Giorgia Meloni. La líder de la extrema derecha es la única persona que está concentrando la oposición y hartazgo con el Ejecutivo y en estos momentos lidera las encuestas, puesto que el resto de partidos se ha vinculado al Ejecutivo de uno u otro modo. Meloni utiliza esa circunstancia para ganar votos.
Los diferentes partidos que componen el Senado ya están pensando en clave electoral y M5E iba por ese camino, motivo por el que quizás se desmarcó de sus socios de coalición. Draghi, sin embargo, fue tajante desde el primer momento: no iba a liderar ningún Ejecutivo sin el apoyo de M5E, ganador de las últimas elecciones generales de 2018. Considera que el Gobierno solo tiene sentido con su apoyo.
Con estos precedentes, Draghi presentó su renuncia al presidente de la República, Sergio Mattarella, con quien ha mantenido diferencias con algunas políticas como las relacionadas con el envío de armas a Ucrania (Matarella se ha opuesto). Y, Mattarella, ha rechazado su dimisión y le ha encargado que forme un nuevo Gobierno con los apoyos suficientes para que continúe adelante, ya que cuenta con los apoyos suficientes en el Senado, puesto que la moción que M5E rechazó votar y salió adelante incorporaba una cuestión de confianza.
A pesar de haber recibido el respaldo de Mattarella, Mario Draghi ha pronunciado un discurso en el que reconoce que la labor que tiene a partir de ahora no es fácil. El camino hacia las elecciones, donde debe armar un nuevo gobierno y mantener ligada la coalición de partidos con formaciones de todo tipo de colores tras la implosión orquestada por M5E, invita a que el Gobierno no termine siendo una jaula de grillos hasta las elecciones: "La mayoría de unidad nacional que ha sostenido a este Gobierno desde su creación ya no existe", ha lamentado.
Italia ha acostumbrado tradicionalmente a tener un sistema político muy volátil y, con ello, las crisis políticas son completamente habituales en el país. Incluso la dimisión de un primer ministro no implica que haya terminado su tiempo en el poder. Sin embargo, surge la duda sobre cómo actuará Draghi. Si finalmente no hay elecciones anticipadas, los comicios se celebrarán igualmente en la primavera de 2023.
Uno de los líderes más destacados de la UE
La situación de Italia a nivel interno también alcanza relevancia dentro de la UE. Mario Draghi es un hombre de gran relevancia dentro de la Unión Europea, ya que sus años de experiencia en el Banco Central Europeo le dieron una autoridad de la que ahora se beneficia Italia a nivel comunitario. El país ha aumentado su perfil internacional, puesto que su primer ministro tiene una gran relevancia y confianza en los mercados.
Draghi también ha sabido posicionar a Italia como uno de los principales actores de la UE, junto al determinante eje francoalemán. Se ha posicionado junto al presidente francés, Emmanuel Macron y al canciller alemán, Olaf Scholz, sobre todo a la hora de gestionar crisis de calado como la invasión de Ucrania. De hecho, fue el único que les acompañó en su visita a Kiev para apoyar el estatus de este país como candidato a acceder a la UE.
Si finalmente se consumara la marcha definitiva de Draghi, la Unión Europea perdería líderes de relevancia, aquellos referentes que han vertebrado la Unión Europea durante los últimos años. Entre ellos, la canciller alemana Angela Merkel, a quien Scholz todavía no ha sabido suplir en autoridad. Emmanuel Macron se mantiene en esta posición, aunque sus malos resultados en las elecciones legislativas le están llevando a concentrarse en sus asuntos nacionales.
Además, la inestabilidad política le llega a Italia en un momento de calma, ya que la temporada estival es de letargo, pero en plena inflación y con los cortes de suministros por parte de Rusia, algo que necesita de Gobiernos fuertes y consolidados con apoyos fuertes en los parlamentos.