Los conceptos de violencia doméstica y violencia de género, a menudo, suelen traer confusión en su uso y significado. No, no es lo mismo; de hecho, detrás de esa "impresión" hay un importante sesgo ideológico. El último en "confundirse" ha sido el líder del Partido Popular Pablo Casado, sin embargo, es algo que está pasando en los últimos tiempos con la irrupción de Trump, Bolsonaro o VOX, la nueva ola de conservadurismo que quiere combatir la ideología de género.
En España esta ola neoconservadurismo ha llegado de la mano de VOX en Andalucía que ha puesto todas sus cartas sobre la mesa. Entre las exigencias para apoyar la investidura del presidente de la junta se encuentra la derogación de la "Ley 13/2007, de 26 de noviembre, de medidas de prevención y protección integral contra la violencia de género"por una Ley de Violencia Doméstica que no prejuzgue el sexo del agresor, respete adecuadamente la presunción de inocencia, no instituya una enorme burocracia 'de género'y no facilite la lluvia masiva de subvenciones a las asociaciones de feminismo supremacista".
VOX, PP y Cs y su sesgo ideológico
Quizás en esta propuesta de VOX en Andalucía radica ese sesgo ideológico entre violencia doméstica y violencia de género que, por otra parte, se han acogido más de una vez el Partido Popular y Ciudadanos. Pablo Casado, en referencia al asesinato machista de Laredo, Cantabria, decía en su discurso en Ceuta: "Acabo de recibir una triste noticia, han asesinado a una mujer en Cantabria, hace apenas unas horas, la primera víctima de violencia doméstica de este año".
El líder del PP, en ese mismo discurso, no tardaba mucho en poner al mismo nivel los dos conceptos: "con la violencia de género, con la violencia doméstica, no hay que politizar". Quizás, el problema radica en que esa frase, en sí misma, ya politiza y lleva a la confusión de ambos conceptos. Casado se apresuraba a decir que "al Partido Popular nadie nos va a dar lecciones de cómo se combate la violencia en el ámbito doméstico".
El partido naranja también ha sufrido vaivenes peligrosos con el concepto de violencia de género desde subiera al escenario político nacional. "En cuanto a la ley actual contra la violencia de género e intrafamiliar, en Ciudadanos pensamos que debe ser modificada para acabar con la asimetría penal por cuestión de sexo y la ineficacia de la propia ley", explicaba en su programa electoral de Ciudadanos de las elecciones generales de 2015.
Violencia de género y violencia doméstica
La realidad es que, aunque muchos se empeñen en equiparar ambos conceptos, no son lo mismo, ya que se refieren a cosas bien distintas. En la violencia de género el sujeto es la mujer y, en la violencia doméstica, el sujeto es la familia. Incluso en la de género trasciende a algo estructural.
La violencia de género se define como aquella que se produce contra la mujer, por el simple hecho de serlo, ya sea en el hogar, en el trabajo o en cualquier ámbito de la vida pública y social. Se fundamenta en la superioridad de un sexo sobre otro y se da en manifestaciones muy variadas. "Es una herramienta y un arma muy eficaz para mantener el desequilibrio entre hombres y mujeres, para mantener esa situación de control, dominio y superioridad, de los hombres sobre las mujeres", explica Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, a Público. Este tipo de violencia hacia la mujer ha sido, a lo largo del tiempo, legitimada por muchas sociedades y culturas.
Mientras, la violencia doméstica es la que se produce en la casa o el hogar. Esta puede ser ejercida y sufrida por cualquier miembro del núcleo familiar de distintas formas: un hijo sobre sus padres, unos padres sobre sus hijos o un nieto sobre su abuelo, entre otras formas.
Convenio de Estambul
En España se aprobó en 1994 la Ley Integral contra la Violencia de Género, una legislación pionera, para intentar acabar con esta lacra social. Nuestro país también está adherido a tratados internacionales que definen y protegen a las mujeres de la violencia de género como el de Naciones Unidas, Organización Mundial de la Salud o el Convenio de Estambul.
El 1 de agosto de 2014 España ratificó el Convenio de Estambul. Esto supuso el primer instrumento de carácter vinculante en el ámbito europeo en materia de violencia contra la mujer y la violencia doméstica. Además, el texto: "reconoce la naturaleza estructural de la violencia contra las mujeres está basada en el género"; incluye como "delito todas las formas de violencia contra la mujer: la violencia física, psicológica y sexual"; e, incluso, que este tipo de violencia es "una violación de los derechos humanos y como una forma de discriminación, considerando responsables a los Estados si no responden de manera adecuada".
