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Día Mundial de la Lucha contra el Sida: una enfermedad estigmatizada

La enfermedad sigue siendo una de las más estigmatizadas pese a que hoy en día no te impide llevar una vida normal. El desconocimiento no ayuda, ¿qué diferencia hay entre el VIH y el Sida?

Prácticamente desde que se descubrió el VIH, o Virus de Inmunodeficiencia Humana ha sido un virus muy estigmatizado. Como cada 1 de diciembre, se celebra el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, una enfermedad causada por el VIH. El VIH es una enfermedad relativamente reciente, de la que se habló por primera vez en 1982; no obstante, en ese momento no se conocía nada de ella. Lo único que se sabía es que los que tenían más tendencia a padecer esta enfermedad en Estados Unidos eran los hombres homosexuales, y fue por eso que la enfermedad fue conocida en un primer momento como GRID (Gay-related immune deficiency).

No fue hasta años más tarde que se descubrió que los hombres homosexuales tenían exactamente las mismas posibilidades de adquirir VIH que cualquier persona, independientemente de su identidad sexual. Y es que el VIH se transmite a través de la sangre y de los fluidos sexuales, es decir, del sexo sin protección. En aquel momento, el condón se usaba únicamente para prevenir posibles embarazos, puesto que no se conocían las enfermedades de transmisión sexual. Su uso, pues, estaba muy extendido entre las parejas heterosexuales, pero no entre las homosexuales, que no veían la necesidad de prevenir ningún embarazo.

El VIH es un virus muy estigmatizado
"El VIH es un virus muy estigmatizado"

Pese a que los años han pasado, el desconocimiento respecto al VIH continúa siendo una constante. El fallo más común es no saber la diferencia abismal que hay entre tener VIH y padecer Sida, o Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida. Según Infosida, mientras que el VIH es "un microorganismo que ataca al sistema inmune de las personas, debilitándolo y haciéndoles vulnerables ante una serie de infecciones, algunas de las cuáles pueden poner en peligro la vida", el Sida es "el estado de la infección por el VIH caracterizado por bajos niveles de defensas y la aparición de infecciones oportunistas". ¿Qué significa esto? Pues que no todos los pacientes que estén infectados por VIH tendrán Sida. El Sida es la fase final de la enfermedad, a la que, con los conocimientos y medicamentos que tenemos a día de hoy, muchos pacientes no tienen por qué llegar.

Desde el momento en el que alguien se contagia de VIH hasta que realmente se diagnostica el Sida es muy variable, pero, por regla general, suele ser de entre ocho y diez años si no se da ningún tipo de tratamiento. Pero si el VIH se detecta a tiempo, y se comienza a tomar medidas médicas, el Sida puede no aparecer nunca.

Una enfermedad completamente desconocida

No hay vacuna o cura para el Sida
"No hay vacuna o cura para el Sida"

El VIH no suele conllevar unos síntomas evidentes en los primeros años de contagio, y es por eso que es tan difícil de diagnosticar. Al principio, durante los primeros meses, se puede notar fiebre, dolor de cabeza, cansancio y dolor muscular; pero estos síntomas son muy parecidos a los de un resfriado común, y es por eso que no se suelen tener en cuenta. A partir de ahí, y hasta que no se tenga Sida, los síntomas desaparecerán. Y, como hemos señalado, pueden pasar años.

El Sida sí que tiene unos síntomas mucho más preocupantes, que acaban rápidamente con la salud del paciente. Lo más grave será que su sistema inmunológico estará muy dañado, y eso hará que cualquier infección a la que la persona tenga que enfrentarse podrá acabar rápidamente con él, puesto que no tendrá fuerzas para luchar.

Los mitos en torno al VIH han sido miles desde que esta enfermedad apareció por primera vez. Pero no hay nada mejor que el conocimiento para luchar contra cualquier tipo de estigma que esta enfermedad pueda tener. Cuando una persona sufre VIH y se lo cuenta a su entorno, probablemente (y por desgracia) se verá rechazada por el mismo, porque las personas que le rodean no comprenden realmente a qué se enfrentan. Y es que mientras que se sabe que el cáncer no se transmite, no se sabe que el VIH tampoco tiene por qué transmitirse si no entran en contacto fluidos sexuales o sangre. Es decir: si no mantienes relaciones sexuales sin protección con una persona que padece VIH, y si no entra en contacto su sangre con tus fluidos sexuales o con tu sangre, no habrá ningún tipo de riesgo. No hay contagio posible a través de la saliva o del sudor.

Muchas veces, se llega a culpar al enfermo de VIH de padecerlo o de haberlo adquirido. Esto es tan injusto como culpar a un enfermo de cualquier otra patología de su enfermedad; todos, en cualquier momento de nuestra vida, podemos tomar una decisión equivocada y mantener sexo sin seguridad. O podemos llegar a confiar en una pareja que, por desgracia, tampoco sepa que está contagiada de VIH. No se debe responsabilizar jamás a un enfermo de su enfermedad, sea esta cual sea, y la haya adquirido como la haya adquirido.

Tabúes, discriminación

Padecer VIH no implica tener sida
"Padecer VIH no implica tener sida"

Aprovechando el día mundial de la lucha contra el sida, lo mejor que podemos hacer es tratar de formarnos más, conocer más al respecto para, de esta forma, eliminar al máximo los tabúes con respecto a la enfermedad. Así la discriminación que aún a día de hoy sufren las personas seropositivas (o que han dado positivo en las pruebas de VIH, pero que no tienen síntomas de Sida) podría llegar a desaparecer.

Como hemos señalado antes, el VIH solo se puede contagiar a través de la sangre y a través de los fluidos sexuales. Para evitar contagiarse, hay unos consejos muy sencillos que pueden llevarse a cabo: no mantener relaciones sexuales sin protección con personas que no conoces, o que no sabes si pudieran ser seropositivos, y no compartir jamás jeringuillas o agujas. Esto último incluye, también, las agujas de los tatuajes y los piercings.

Si tienes dudas sobre si pudieras tener VIH, lo primero que debes hacer es ir al médico para que te hagan las pruebas pertinentes. Si diera positivo, no te preocupes: lo que debes hacer es tratar de mantener tu sistema inmunológico lo más fuerte posible. Para eso, lo mejor es alimentarte bien, descansar, hacer ejercicio de forma habitual, y no consumas ningún tipo de droga (nada de alcohol ni tabaco tampoco). En definitiva, céntrate en tener una vida sana, algo que deberíamos hacer todos.

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