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Economía

DIA, en plena caída libre: ¿Hay riesgo real de que todas sus tiendas terminen cerrando?

La enseña de supermercados ha perdido un 75% de valor este 2018 y ha visto cómo se esfumaban 500 millones en solo una jornada.

Los supermercados DIA continúan en una caída vertiginosa en los mercados. Tras haber perdido más de un 50% en bolsa durante los primeros seis meses del año, el verdadero crack se produjo este lunes 15 de octubre cuando, en tan sólo un día, perdió un 42% de su valor: 500 millones se esfumaron en tan sólo una jornada. Sumando todos los datos, la enseña ha perdido un 75% en lo que va de año y su valor se sitúa en 0,88 euros frente a los más de 7 que llegó a cotizar en sus mejores años.

Es la puntilla a un grupo que se encuentra en plena caída libre. Sus reticencias a la hora de adaptarse a los nuevos tiempos (con una marca blanca poco competitiva en imagen y unos supermercados con un modelo tradicional poco atractivo), han permitido que otras marcas como Mercadona o Lidl tomen la delantera: la gente ya huye de aquel estilo prácticamente soviético de hileras de estantes y paredes blancas y quiere entornos cálidos, algo que llevó a Juan Roig a perder la mitad de sus ingresos durante el año pasado para 'poner guapas' a sus tiendas.

El modelo de supermercado más extendido de DIA se encuentra completamente desfasado
"El modelo de supermercado más extendido de DIA se encuentra completamente desfasado"

Por otro lado, los analistas consideran que la única enseña de supermercados española que tributa en bolsa ha mantenido un modelo cortoplacista. Se ha centrado sobre todo en el crecimiento de la facturación, en bruto, sin atender al ratio de rentabilidad por metro cuadrado, fundamental en la venta en superficie e indicador del atractivo a pie de calle. El dato en este sentido es demoledor: frente a los 9.000 euros de Mercadona o los 7.000 de Carrefour; DIA solo encuentra 3.000 euros de beneficio.

Y, por último, no podemos olvidar dos factores adicionales: el abuso de herramientas como el factoring, es decir, cobro inmediato de facturas a cambio de una comisión por traspaso a otra empresa (que lleva a una excesiva deuda y pérdida de control sobre ingresos), alimentar expectativas de beneficio que no se han cumplido y la excesiva dependencia de los franquiciados, a pesar el daño sufrido tras las acusaciones de estafa, que dificulta la expansión ante el temor de firmar una acuerdo con la compañía y evidencia el déficit de la estructura interna para abrir nuevos centros en propiedad.

Por si todo pareciera poco, los problemas de DIA vienen de largo y se arrastran por sus procesos de internacionalización. Primero, hacer las maletas hacia Asia supuso un fracaso, que terminó con la venta de sus 378 supermercados en Shangái y con serias dificultades. En Francia, la venta a Carrefour de 800 tiendas terminó con la enseña gala confesando que el negocio fue una ruina: en enero de este año quisieron deshacerse de 243 de esos puntos y no lo consiguieron. También en Argentina se hace sentir la devaluación de la moneda local y la huelga de transportistas en Brasil aumenta los costes de explotación sin notar cambios en los ingresos.

Un futuro incierto

Algunas medidas como la falta de reforma del concepto de DIA Market han sido un auténtico lastre para la compañía
"Algunas medidas como la falta de reforma del concepto de DIA Market han sido un auténtico lastre para la compañía"

Si todo continúa igual, el peligro de cierre inminente no representa ninguna elucubración. La caída de gigantes de distribución ha existido en nuestro país, con el ejemplo de Galerías Preciados como máximo exponente. Y el contexto actual no es excepción: ahí tienen los ejemplos del Banco Popular y multinacionales como Sears o Toys R us.

La dimisión de la presidenta Ana María Llopis el pasado lunes (algo que se preveía a comienzos del año 2019) y la suspensión del director corporativo, Amando Sánchez, siguiendo la estela del despido fulminante del consejero delegado Ricardo Currás este verano, son la mayor evidencia del rápido cambio en la cúpula de la compañía.

Quien mueve filas en este sentido, es Mikhail Fridman. Su hombre fuerte en la compañía, Stephan DuCharme, se ha convertido en el nuevo presidente en funciones. Con un 29% de las acciones, el inversor ruso espera a comprar el 1% restante que le permitiría realizar una OPA legal sobre la compañía.

Los tonteos de Jeff Bezos con la compañía se diluyen por momentos y Fridman se encuentra completamente dispuesto a adquirir en cuanto los precios se encuentren bajo mínimos. Se esperan gestos en este sentido durante esta semana y los escollos son nulos. No hay que olvidar que el consejo de administración de la compañía se conforma por fondos de inversión deseosos de vender cuanto antes y, esperan, con algo rentabilidad.

El inversor ruso cuenta con un plan inmediato con el que espera reflotar la enseña. Se trataría de una inversión millonaria con una reforma completa de un modelo de negocio obsoleto. No hay que olvidar que el empresario dirige una de las compañías de supermercados más solventes de Rusia y cuenta con el apoyo de Karl-Heinz Holland (exconsejero delegado de Lidl durante su etapa de mayor crecimiento), Clive Humby (fundador de Dunnhumby, hoy parte de la gigante Tesco) y John Walden (director de Home Retail Group y líder de la transformación digital de Argos).

El futuro se decidirá, previsiblemente, en enero

El inversor ruso es clave después de que Jeff Bezos haya reculado
"El inversor ruso es clave después de que Jeff Bezos haya reculado"

Con acciones a 0,88 euros y a pesar de todo, DIA continúa siendo un caramelo por su fuerte implantación y conocimiento de la marca, con grandes posibilidades de éxito si se renueva con rapidez (salvando las distancias, ahí tienen el comienzo de la resurrección de otra empresa con dificultades como H&M).

El inversor ruso esperará, previsiblemente, a finales de enero para lanzar la OPA definitiva. Con ello aprovecharía los bajos precios de cotización, lo que haría aumentar los beneficios ante la fluctuación de la enseña en bolsa y la solidez de su oferta.

Sin embargo, su estrategia no convence a todos los analistas. Es posible que Fridman se esté confiando demasiado y opte por comprar ese 1% demasiado tarde. Se apunta a un exceso de confianza sobre la salud de DIA y el hecho de esperar más tiempo a una estructura que se derrumba. Las incógnitas son máximas para una empresa que emplea a miles de trabajadores en nuestro país, que tampoco han dudado en mostrar su preocupación durante los últimos días.

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