Antonio Recio, mayorista, no limpio pescado... radioactivo. Que sepamos. La policía de China ha detenido en el puerto de Qingdao a 14 personas que pretendían introducir en el país un cargamento de marisco procedente de Fukushima. La alarma saltó entre los oficiales cuando los sensores de radioactividad detectaron altos niveles de contaminación en la mercancía.
Estos sensores son utilizados por el personal del puerto para impedir la entrada de material radioactivo que pueda ser utilizado con objetivos terroristas y paramilitares, según informa EFE, por lo que fue toda una sorpresa cuando los agentes, al abrir el contenedor, se encontraron con una gran cantidad de gambas, langostinos y demás delicias del mar con unos índices de contaminación suficientemente fuertes como para ser detectados por un sensor armamentístico.
Los contrabandistas llevaban dos años vendiendo marisco en China, especialmente en las ciudades de Pekín, Shanghái y Cantón, de modo que habían introducido ya un total de 5.000 toneladas, entre las cuales se desconoce cuáles estaban contaminadas y cuáles no. Aunque lo etiquetaban como procedente de Vietnam, una parte venía de Fukushima, donde todavía hoy se encuentran especies afectadas por el accidente nuclear de marzo de 2011.
Según los expertos chinos el consumo de estos alimentos radioactivos puede provocar daños irreversibles, si bien muchos científicos coinciden en que se tendría que ingerir una enorme cantidad de comida radioactiva para padecer efectos nocivos.
Los alimentos japoneses, vetados en China desde el accidente de Fukushima
Las detecciones de esta banda se corresponden con la normativa que, desde 2011, prohíbe en China la entrada de alimentos -no solo de marisco, sino también de frutas y verduras, entre otros- procedentes de 12 prefecturas de Japón, entre las que se incluye su capital, Tokyo. Dicha normativa fue decretada tras el accidente nuclear de Fukushima con el objetivo de evitar el consumo de comida contaminada con la radioactividad de las aguas del Pacífico.
Asimismo, Corea del Sur siguió los pasos del gigante asiático y aplicó una prohibición similar. Fukushima se encuentra todavía hoy deshabitada prácticamente en su totalidad, mientras una vegetación contaminada comienza a invadir los edificios y las calles abandonadas. Las personas que se han visto obligadas a volver a la zona del desastre o a sus inmediaciones aún no pueden asegurar que el agua y los productos de la tierra que consumen se encuentran libres de radiación, ya que investigaciones como la realizada por la Universidad de Barcelona en 2013 indican que todavía se podrían estar produciendo fugas en el océano.