Un hombre ha sido detenido en Málaga por contactar a través de varias apps de contactos para mantener relaciones sexuales y, posteriormente, cuando quedaba con las víctimas, grabar la relación y hacer sucesivos chantajes.
El perfil se encontraba principalmente en redes destinadas al público LGTBI. En ellas, llamaba rápidamente la atención con su fotografía, complexión atlética y cuerpo tatuado. Utilizaba perfiles como 'Rafael, 27' o 'Roberto, 23'.
Pero ni el nombre ni la edad eran reales, aunque las fotografías que utilizaba como reclamo eran completamente reales. Ese era el anzuelo que utilizaba para que las víctimas picasen, siempre con perfiles similares. Eran hombres con pareja o bastante mayores que él que se movían principalmente por la zona Centro de Málaga.
El contacto siempre se iniciaba a través de estas aplicaciones. Se mostraba como un joven amable, que terminaba quedando con otro hombre. Así consideran que actuaba siempre el sospechoso, un hombre de nacionalidad española y 20 años de edad.
Eran los primeros pasos de un plan bien estudiado para acabar chantajeando a sus víctimas, con las que se citaba en pisos donde se las ingeniaba para grabar vídeos o tomar fotografías del encuentro sexual que mantenían.
Una relación breve, pero intensa y provechosa
El joven simulaba enamorarse de los hombres con los que se relacionaba. Pero ese amor duraba poco y rápidamente empezaban los problemas. Las víctimas siempre coinciden en sus testimonios: exigía dinero a cambio de haber practicado sexo con ellos.
El joven cambiaba de discurso y empezaba a asegurar que había dejado claro en su perfil que era prostituto y que cobraba por cada relación sexual en su perfil de contacto, algo que nadie había visto en un primer momento. Comenzaba entonces una discusión donde el joven elevaba el tono y se ponía cada vez más violento.
Ante el desasosiego y el miedo que generaba, las víctimas finalmente entregaban cantidades entre 40 y 50 euros. Pero la situación empeoraba y contaba que había grabado las relaciones y que tenía planeado difundir los vídeos a través de internet si no pagaba el dinero correspondiente.
Los investigadores pudieron comprobar que su actitud era muy violenta: habría llegado a golpear a alguna de sus víctimas con el único objetivo de conseguir más dinero. Empezaba con lo que llevaran encima y terminaba con visitas al cajero, con sumas entre 600 y 800 euros de cada uno de ellos, en función del tope de retirada de efectivo. Sin embargo, uno de los botines habría ascendido a los 2.000 euros.
Con la cascada de denuncias, la Comisaría del Distrito Centro ha tardado poco en dar con él. Tras su arresto, el joven ha sido acusado de robos con violencia e intimidación. Además, también se ha detenido a una chica por un supuesto delito de recepción, ya que le habría ayudado a vender una cadena de oro robada a una víctima.
Por la particularidad del caso y los contactos íntimos, la Policía sospecha que puede haber más víctimas que no hayan querido denunciar. Por ello, mantiene abierta la investigación para tratar de localizar al mayor número posible de afectados.