La trama por la que ha sido detenida Laura Cameron consistía en convencer a los turistas británicos de presentar falsas denuncias de intoxicación alimentaria y conseguir así unas vacaciones gratis en Mallorca a base de indemnizaciones. La captación de turistas se realizaba mediante los tiqueteros en las puertas de las discotecas y así estos pasaban a formar parte de una estafa que actualmente asciende a los 50 millones de euros.
La empresaria Laura Cameron, cabecilla de la trama, vivía hasta ahora una vida llena de lujos. Siendo una de las principales empresarias del mundo de la noche en Calvià, era muy conocida en este sector por encargarse de organizar "party boats" y sobretodo el famoso "pub crawling", las rutas alcohólicas que consisten en llevar a los turistas por una serie de bares con los que la empresa tiene convenio ofreciéndoles promociones especiales como barra libre, copas muy rebajadas, chupitos gratis, etc.
Detrás de la fachada de mujer empresaria y emprendedora que tenía Laura hasta el momento, se escondía otra que ahora ha salido a la luz, la de estafadora, que mediante sus métodos de engaño ha conseguido sacar a las empresas de la zona unos 50 millones de euros.
El timo de la diarrea
El método que utlizaba era muy sencillo y se le ha nombrado en muchos medios como "el timo de la diarrea". La estafa consistía en presentar reclamaciones por intoxicaciones alimentarias a los distintos hoteles de la zona, con esto los turistas cobraban una indemnización que les pagaba las vacaciones y Laura se llevaba una buena comisión. Únicamente en 2016 se presentaron un total de 400 reclamaciones por las que se cobraron 9 millones de euros.
Esta no es una estafa que haya ocurrido únicamente en Mallorca, aunque sí es donde ha calado más hondo. A través de la investigación llevada a cabo por la Policía Nacional de la isla, se está destapando una red de estafas basada en esta práctica en muchas más localidades.
El método de actuación de Laura
Laura usaba a los tiqueteros que tenía a su disposición (chicas y chicos en las puertas de los establecimientos ofreciendo promociones) para, además, captar turistas que quisieran ser partícipes de su otro negocio. Al dominar el arte de las relaciones públicas, no eran pocos los turistas que se veían embelesados por la promesa de conseguir "unas vacaciones gratis".
Una vez captados los turistas, se le enviaba a Laura una lista con los nombres de los participantes que ella se encargaba de hacer llegar a un bufete de abogados en Reino Unido, encargado de confirmar que habían presentado la demanda. Para presentarla, la única justificación necesaria era un tique de un medicamento contra la diarrea comprado en la farmacia, el Imodium. Así todos salían ganando, los turistas con sus vacaciones pagadas, Laura con su alto porcentaje de la indemnización y las empresas que colaboraban con ella por su comisión. Todos menos los empresarios estafados, que han sido un importante factor a la hora de desmantelar la trama.
Aunque este caso llevaba muchos años en la boca de los hoteleros de la zona, no fue hasta hace 15 días que el propietario del Club Mac Alcúdia se animó a denunciarlo a la Policía Nacional. Aseguraba que por culpa de las falsas denuncias había perdido en un año 4,3 millones de euros. También indicó a los agentes que el volumen de reclamaciones se estaba agravando con el paso de los años. La Policía ya llevaba meses detrás de este caso, pero a partir del paso que dieron los hoteleros al denunciarlo (con ayuda de pruebas presentadas por parte de investigaciones privadas que habían contratado), pudieron obtener pruebas suficientes para detener tanto a Laura Cameron como a su madre, Deborah Cameron.