Una mujer de 24 años ha sido detenida en León por envenenar a sus propios abuelos y amigos para robarles sin que fueran conscientes. Todos los afectados habían notado la desaparición de una cierta cantidad de dinero (entre 200 y 9.000 euros), habían estado en contacto con la misma persona antes de perder la consciencia y no recordaban qué había sucedido.
La voz de alarma llegó cuando ingresaron siete personas en un centro hospitalario de la ciudad con los mismos síntomas: midriasis reactiva (dilatación de las pupilas), sequedad bucal, dificultad para coordinar movimientos y el habla, disminución de la consciencia y amnesia reciente. Todos identificaron a la misma mujer como la última persona que recuerdan antes de sufrir el cuadro que les llevó a terminar ingresados.
Ante la evidencia, la Guardia Civil ha procedido a detenerla y la juez del juzgado de instrucción número 2 de León ha decretado prisión preventiva. Los indicios apuntan a que la autora de los hechos habría envenenado a los allegados con burundanga aprovechando la relación de confianza que mantenía con todos ellos para hacerse con sus posesiones. Llegó a amasar una fortuna de más de 41.000 euros.
La joven, natural de León, no había levantado sospechas entre su entorno en ningún momento. Todos la califican como una persona "normal", que se relacionaba sin problemas y muy deportista. Los investigadores señalan que su única finalidad era conseguir un nivel de vida inalcanzable con sus ingresos, ya que no trabajaba ni estudiaba u se había hecho con un coche, un ordenador y un móvil de última generación durante los últimos meses.
Su 'modus operandi'
Los investigadores han detallado el 'modus operandi' que la joven ejecutó para no levantar sospechas y conseguir que sus víctimas accediesen sin oponer resistencia. Jamás pensaron en ella.
"Creaba el pretexto con el que les llevaría al cajero automático del banco pasando siempre a tomar algo por un bar en el que introducía la sustancia tóxica y anulaba su voluntad", explican los investigadores en declaraciones al diario El País.
La joven también intentó estafar a sus allegados sin intoxicaciones, manipulando facturas falsas de Hacienda con Photoshop para conseguir préstamos dando pena. También inventó documentos para intentar justificar los pagos que, posteriormente, los afectados se encontraban en sus cuentas.
Uno de los afectados estuvo a punto de perder la vida
El punto de inflexión llegó en enero de 2019, cuando una de las víctimas ingresó en el hospital "con riesgo de perder la vida por la intoxicación", lo que alertó a los agentes, que en un primer momento buscaron a un hombre porque esta sustancia suele emplearse con el objetivo de cometer violaciones: todos daban positivo en escolopamina.
En ese momento, los investigadores empezaron a tirar del hilo: "Una víctima nos llevó a otra, que en principio no tenían relación entre sí, y esa última a otra y la única constante era ella: siempre estaba con todos ellos antes de que empezaran a sentir los extraños síntomas de la burundanga, todos daban positivo en el análisis".
La joven adquiría la sustancia a través de internet, tal y como se ha podido demostrar en los correos electrónicos que almacenaba en su bandeja de entrada. Recibía siempre la sustancia en su vivienda a través de correo y sin ningún tipo de inconveniente.
Por el momento, se le imputa el envenenamiento de siete personas por burundanga, dos de ellas intoxicadas en dos ocasiones. Los investigadores definen a la autora como "una mentirosa compulsiva muy sofisticada".