Karim Seddik, un hombre marroquí de 48 años, ha vivido cómo su empresa le despedía a través de un burofax tras trabajar nueve años sin descanso en un restaurante. El motivo: "despido disciplinario". Karim había estado a punto de perder la vida tras sufrir una paliza por uno de sus jefes.
"Vino a pegarme. En un momento dado, empezó a darme golpes en la cabeza. Interpuse el brazo y me lo destrozó", relata Karim a Los Replicantes. "Solo paró cuando mis compañeros escucharon mis gritos: he escapado de una muerte segura", recuerda y denuncia: "De no haber puesto el brazo, ahora no estaría aquí contando lo que he vivido".
Tras sufrir esta agresión, Karim optó por acudir a un centro de salud. Allí le evaluaron: había sufrido "policontusiones en codo y dorso de muñeca izquierda así como un ataque agudo de ansiedad". Así se refleja en el parte médico, que también incluye varias instantáneas de las heridas que sufrió como consecuencia de los golpes que le propinó su agresor.
Al día siguiente, tras interponer denuncia, Karim recibió una respuesta: un despido fulminante, vía burofax. Le acusaban de "una brutal pelea con su compañero de trabajo".
"Los clientes me valoraban muy bien, en las páginas web donde aparecía nuestro restaurante, como parte del servicio a domicilio, siempre me calificaban con notas altas. Y de repente me despiden", relata. Se trata de una red de locales, situado en las zonas nobles de la capital.
"Los jefes eran conscientes"
A pesar del motivo incluido en su carta de despido, los jefes de Karim eran conscientes de todo lo que sucedía: "tenía que soportar a diario cómo me llamaban marica, maricón, moro, hijo de puta". Algo que se tornó imposible a finales de este mes de junio, cuando decidió advertir a sus superiores: "les avisé a través de un mensaje de WhatsApp, pero no hicieron caso".
Se trata de una agresión homófoba, una 'riña' (como consta en su carta de despido) que Karim asegura que se podría haber "evitado" durante los meses en los que aguantó todo tipo de insultos y vejaciones: "Yo ya había dado la llamada de socorro".
Karim, tras haber sufrido una paliza, constantes agresiones verbales y haber pagado todo con su puesto de trabajo, intentó buscar apoyo en una de sus compañeras más cercanas en la empresa: "ella decidió bloquearme".
La situación ha sido, evidentemente dura, lo que ha dejado unas heridas peores que las físicas: "Estoy aturdido, asustado".
"El miedo es mi forma de seguir hacia adelante"
A pesar de todo ello, Karim no piensa dejar de luchar para que se haga Justicia: "El miedo es mi principal forma de seguir hacia adelante", relata firmemente. Y, con ello, espera que su relato le permita "dar voz para que la gente vea qué sucede".
La víctima de este delito de odio ya ha presentado su denuncia, en la que figura también la identidad de la persona que le propinó los golpes. Y, a pesar de asegurar que tiene miedo, lo cierto es que evidencia una valentía bastante grande: "si me readmiten en mi puesto volveré, sino, que el juez decida".
Karim, tras sufrir esta agresión, considera que "ser moro y maricón me cierra muchas puertas, lo tengo todo". Sin embargo, asegura que España es un país muy "abierto" y ha recordado que toda la discriminación que sufrió en el pasado y "desde pequeño" en Marruecos le permite ser una persona "mucho más fuerte".
Tras su dura experiencia, Karim ha recibido el apoyo de muchos de los clientes de su restaurante y espera que todo cambie en el futuro: "Espero ser la última víctima de este tipo, confío en que no vuelva a haber ningún tipo de agresión a una persona por ser homosexual o ser mujer, por ejemplo".
Por todo ello, se lamenta de las consecuencias que ha pagado, precisamente, por haber recibido una agresión homófoba y racista: "Me gustaría que todo esto no hubiera sucedido, que yo pudiera seguir en mi puesto de trabajo, que ahora pudiera esatar planificando mis vacaciones... pero es lo que me ha tocado", relata con resignación.
Por todo ello, nuestro entrevistado recalca la necesidad de contar y denunciar este tipo de casos para que no se repitan en el futuro. En el caso de presentar denuncia, Arcópoli recomienda acudir a los Observatorios LGTBI de cada comunidad autónoma, donde se encontrará asesoramiento y atención de todo tipo antes de acudir a comisaría.