Los futbolistas David de Gea e Iker Muniain no tendrán que sentarse en el banquillo por las acusaciones que una joven presuntamente implicada en el caso Torbe realizó contra ellos. La chica afirmaba que De Gea había solicitado servicios sexuales en una habitación de hotel con ella y otra joven para otros futbolistas, entre los que se encontraría Muniain. Las chicas habrían sido forzadas a participar en estos encuentros y, además, durante los mismos habrían sufrido abusos y golpes por parte de los hombres presentes.
Sin embargo, el juez, la Fiscalía y la Policía no han avalado la versión de la joven y, tras considerar que no hay ningún indicio que implique a los futbolistas en los abusos, no serán llamados a declarar, según informa Interviú y recoge el diario Sport. En otras cosas, se habrían observado varias contradicciones en el relato de la chica. Por un lado, se habrían descubierto varios mensajes entre De Gea y ella posteriores al encuentro en los que el tono sería cordial e incluso ella le diría "eres un sol de nene", así como otros con Torbe en los que le comentaría, animada, que le habría propuesto ir a Manchester para que "me folle a los cinco".
Por otro lado, la Policía habría descubierto que la joven habría intentado vender la historia a diferentes medios de comunicación antes de presentar la denuncia, aunque dando una versión consentida y divertida del encuentro, sin ningún tipo de coacción o agresión.
Presunta explotación de menores en el caso Torbe
El escándalo Torbe saltó a la esfera pública en abril de este mismo año, cuando el empresario y actor porno era detenido junto a otras dos personas y acusado de abusos sexuales a menores, difusión de pornografía infantil, trata de personas, blanqueo de capitales y delitos contra Hacienda. No es la primera vez que Torbe se sienta en al banquillo, pues en 2006 tuvo que hacer frente a un juicio por utilizar a una menor para una de sus películas porno, ante lo cual alegó haber sido engañado y desconocer la edad de la joven.
En esta ocasión el actor porno está acusado de haber levantado, junto a su socio ucraniano Borys Malynovskyi, una red de prostitución en la que extorsionarían a todo tipo de chicas para obligarlas a ofrecer servicios sexuales. Entre las prácticas habituales de coacción se encontraría el chantaje y las amenazas con hacer públicas fotografías íntimas de las jóvenes, según denunciaron dos menores de 17 años.
