El peculiar pelaje de las cebras ha intrigado siempre a la comunidad científica. Todos los expertos querían saber qué fenómeno evolutivo causó que estos equinos propios de las sabanas del sur de África,conservaran este curioso mosaico blanco y negro. Tras muchas hipótesis, un último estudio podría haber revelado su por qué.
Con el paso del tiempo se han formulado numerosas hipótesis al respecto, de las cuales ninguna ha sobrevivido a estudios rigurosos. Por un lado, que se tratara de camuflaje, aunque sus colores no parece que vayan a serles de gran utilidad en la sabana. Por otro lado, que formase parte de un mecanismo para confundir a sus depredadores. También hay expertos que han apuntado a una forma de comunicarse entre cebras o incluso que pudiese utilizarse para regular la temperatura corporal del animal.
Sin embargo, un grupo de científicos de la Universidad de Bristol, ha presentado en la revista PLOS-One un estudio que apunta a que el verdadero objetivo de su pelaje: evitar que las moscas se posen sobre ellas y así evitar picaduras y posibles enfermedades.
Las rayas impiden que las moscas se posen
Para refutar su hipótesis, los investigadores llevaron a cabo el siguiente experimento: poner caballos y cebras en recintos similares, en contacto con moscas, y analizar con qué frecuencia se acercaban estos insectos voladores a ambos animales. De este modo, detectaron que la cantidad de insectos que se situaban en las proximidades de sus objetivos era la misma para las cebras que para los caballos, pero solo llegaban a aterrizar con éxito sobre estos últimos.
Quedaba claro que había algo que los diferenciaba, pero aún no estaban seguros de que se tratara de las rayas. Para terminar de confirmar sus sospechas, colocaron a los caballos un abrigo rayado, con un dibujo similar al de las cebras, y repitieron el mismo procedimiento. Esta vez las moscas no se posaban sobre el cuerpo de estos animales, pero sí sobre su cabeza, la cual se encontraba descubierta y, por lo tanto, no tenía rayas.
Se percataron en adición al descubrimiento, de que las moscas sí que intentaban posarse sobre las cebras, pero eran incapaces. Mientras que en los caballos disminuían la velocidad a medida que se acercaban para aterrizar, en los otros animales se aproximaban rápidamente y terminaban por chocarse. El resultado, probablemente, se debe a que las rayas de su pelaje crean una imagen confusa a través de los patrones y colores, capaz de aturdir a los insectos.