Una ley más permisiva, la educación sexual y el acceso a la anticoncepción son esenciales para reducir la cantidad de interrupciones voluntarias del embarazo. A día de hoy, y desde la entrada en vigor de la Ley del Aborto actual, la de plazos, que se puso en marcha en 2010, el número de abortos de mujeres entre los 15 y los 19 años ha descendido un 31,2%.
Los datos hablan por sí solos: en los últimos siete años, las irrupciones voluntarias del embarazo entre las chicas que se encuentran en esta franja de edad han caído desde las 13.696 anuales hasta las 9.410 en 2017. Así lo aseguran los datos publicados por el Ministerio de Sanidad. Los motivos pueden radicar en la libre dispensión en las farmacias de la llamada 'píldora del día después', así como en el mayor uso de los anticonceptivos por parte de las jóvenes, tanto de la píldora como del preservativo.
Lo que está claro es que a día de hoy los jóvenes disfrutan de más información y este puede ser el principal factor detrás de este descenso, a pesar de la todavía existente falta de educación sexual sistemática en los colegios. Hay que tener en cuenta que la bajada de los abortos entre las más jóvenes influye en la tasa de irrupciones voluntarias por cada mil mujeres, una fórmula ajustada a la tasa existente en cada grupo de edad.
Más anticonceptivos y menos sexo sin protección
Francisca García, la presidenta de la Asociación de Clínicas para la Interrupción Voluntaria del Embarazo (ACAI), ha explicado a El Diario que según ella, "la clave es que no hay una causa única, puede deberse a una multiplicidad de factores, pero no es algo que se hay estudiado con profundidad aún". Las expertas coinciden en los avances que se han producido en la última década (sobre todo desde 2012), con el aumento del uso de los anticonceptivos, sin olvidar los déficits que sigue lastrando el sistema.
La última Ley del Aborto aprobada se diseñó como una manera de garantizar los derechos sexuales y reproductivos, pero es cierto que muchos colectivos sociales todavía denuncian su falta de aplicación. Para desarrollar esta norma se promulgó una Estrategia de Salud Sexual y Reproductiva, pero caducó ya en 2015 y a día de hoy no se ha vuelto a renovar.
Las encuestas demuestran que cada vez son más las jóvenes que acceden a los diversos métodos anticonceptivos y menos las que aseguran que tienen relaciones sexuales sin protección. Según la encuesta bienal elaborada por el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva de la Sociedad Española de Contracepción (SEC), se ha demostrado que el uso de la píldora anticonceptiva y el preservativo se ha multiplicado en los últimos años entre las chicas de 15 a 19 años. En el caso del primer método fueron un 8,8% de las jóvenes en 2014, que pasaron a ser un 18,9% en 2016 y a un 21% en 2018. En cuanto al caso del condón, un 37,6% aseguraban usarlo en 2014, y en 2018 pasaron a ser un 46%.
Todavía falta educación sexual
Además, esta misma encuesta revela que el porcentaje de mujeres jóvenes que aseguran no utilizar ningún método anticonceptivo durante el sexo ha disminuido de manera considerable: así lo decían casi la mitad de las chicas en 2014, un 51,1%, que en 2018 bajaron al 30,7%. También es necesario destacar que ahora las jóvenes acceden más a la píldora del día después, desde que en 2009 se empezó a dispensar en las farmacias de manera libre, también a las chicas menores de edad. Según las cifras del SEC, las chicas de entre 14 y 24 años que aseguraban haber tomado está píldora de urgencia en alguna ocasión pasaron de ser el 14,1% en 2011, al 29,55% en 2018.
Según la Sociedad Española de Contracepción, el porcentaje de jóvenes que dicen haber usado métodos anticonceptivos en su primera relación sexual es mayor que el de las generaciones anteriores. En 2018, así lo aseguró el 96,7% de las chicas de entre 15 y 19, el 91,9% de las mujeres de 36 a 39 años y el 85,1% de las que se encuentran entre los 45 y los 49.
Aunque es cierto que la situación ha mejorado con el avance de los últimos años, las expertas insisten en que hay que poner el foco en lo que todavía queda por hacer y conseguir. Según los expertos, se debería empezar por mejorar la precaria educación sexual entre los adolescentes para acabar con los importantes sectores de población joven en riesgo de embarazo no desado, y de contraer enfermedades de transmisión sexual.