El racismo sigue siendo uno de los mayores males de nuestra sociedad. El pasado 2 de octubre, en Logroño (La Rioja), unos clientes se vieron obligados a pedir ayuda a la Policía Local porque el propietario de un bar se negó a servirles. ¿La razón? El color de su piel.
Los agentes informaron al dueño de que no estaba permitido prohibir el servicio de forma arbitraria a las personas en base a su raza o etnia. Aquel lamentable episodio quedó en una simple advertencia por parte de las autoridades, sin embargo, se ha vuelto a repetir.
Pocos días después, el 6 de octubre, otra persona negra acudió al mismo local a tomar un café, topándose, de nuevo, con la negativa del propietario a servirle. Además, el local estaba vacío, por lo que no había ningún problema de aforo. El clientes, entonces, decidió avisar a la Policía.
Cuando los agentes se personaron, el dueño del establecimiento, situado entorno a la estación de autobuses de la capital riojana, se excusó alegando que en el pasado habia tenido problemas con personas negras, por lo que habñia tomado la decisión de no servir nunca más a ninguna.
Los policías se percataron, además, de que todas las meses tenían el cartel de "reservado" pero todas estaban vacías. El dueño volvió a justificarse alegando que eran para sus "clientes de siempre".
Denuncia penal y administrativa
Siendo reincididente en este tipo de episodios racistas, la Policía Local interpuso una denuncia administrativa por ejercer el derecho de admisión de manera abusiva. Además, se ha instado una denuncia penal por si los hechos fueran causales de delito contra el ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas garantizados por la Constitución.